viernes, 15 de junio de 2007

Cansancio.

Cuando la noche me espesa el entendimiento y mis ojos me susurran, suplicantes, que les dé descanso. Y yo, desafiante, no quiero darles la razón.
Cuando apoyo la cabeza en el respaldo de un vehículo que me lleva al desierto de ninguna parte. Y rememoro las horas anteriores, que deambulan por mi mente sin pagar peaje, abofeteándome hasta provocar ligeras fugas de agua y sal. Y recuerdo, que el tiempo agarró con garra firme ese momento: dos horas para marcharme, dos horas para que te acostumbres a dejar de oír mi risa cansada y apenas un minuto para que mi recuerdo se funda con la niebla que invade ese recodo de tu memoria que evitas exitosamente.
Cuando miro el fondo vacío de la televisión, sin asimilar imágenes, sin escuchar nada. Y me pregunto qué diantres espero aquí sentada, escuchando el ulular del reloj, con la luna a mi espalda negándome su luz, pensando si algún día dejará que me desvanezca en su halo de misterio y soledad.
Cuando me sumerjo en compañeros de papel que me abrigan o me prestan frío. Sin esperar nada a cambio. Cuando los devoro con o sin su consentimientos. Sobretodo, cuando los acabo y el vacío se apodera de un final de un amigo que me pide más.
Cuando mi mirada sigue clavada en la tuya, a pesar de que esta última haya escapado con anhelo hacia otro destino mejor. Sin saber cómo, me encuentro sin ver nada, mirando únicamente tu rostro durante horas que en su tiempo pudieron ser días. Con la cabeza ladeada, mis recuerdos surcan rincón tras rincón ansiando realidad. Y mis párpados caen. Pero no puedo darles victoria. No, aún no. Déjame permanecer atada a ti aunque sólo sea en mi cabeza.

Así, sin descanso. Porque, aunque me tendría que cansar, no lo hace. Sí, mis párpados siguen cerrándose, boicoteándome. Pero los mantengo a raya.
Creyendo que algún día volverás y yo estaré despierta para verte. Verte dos centímetros por encima del suelo y con las tristezas cargadas a la espalda. En un petate lo suficientemente grande para que también las mías quepan.

Cansancio. Cansancio consentido en este último ejemplo. Cansancio vivido, pero sin compartir. Tan solo ahogado en alcohol y pastillas para conciliar un sueño que llegará con el alba de tu regreso.

4 comentarios:

El viajero solitario dijo...

Hacia tiempo que no podia entrar en tu blog, estas ultimas semanas han sido mortales para mi...
Por lo que he podido ver, alrededor de tus entradas hay un halo de ¿tristeza?. No puedo decir con total seguridad tampoco que intentas exteriorizar con el texto, ya que cada cual puede asimilar el texto de una forma u otra...
Espero de todos modos, que no te este pasando como a mi, volver a esos meses pasados, en los que mis textos reflejaban como me sentía, triste.
Bueno, me voy a despedir ya, esperando como no a la puerta de tu desvan, ahora cada dia de nuevo...

Saludos y bss,
Arklen

Anónimo dijo...

Pero como narices no tienes comentarios? no ven esta pagina? vale que como dice arklen esto ta un poco triste.... (no mola que escribas asi, aunque escribes bien ^^)

animate, o si ya lo estas, empieza a escribir cosas alegres, es una orden....

1 comment... ignorancia (y no es pir ti arklen, al reves tu comentas ;)...) ^^ como no hay mas?

ayyy, escribe mas, que no se muera esto ^^

Xy~~


PD: me habia pasado por aqui ya pero nunca habia comentado ^^

PD2: como ya dije por el F.L ta muy bien escrito.

Anónimo dijo...

Pipppp

Soy White ^^ ( no se si te acordaras de mi u___ú)


Los textos preciosos :]

Aunque algo tristes, pero escribes la mar de bien ;)


Espero q estes bien ^^


Bessos!

Manuel Arenas dijo...

Boo¡Mola un monton como escribes, la tristeza inspira y mucho(experiencia propia)Si para sacar la mala sangre que llevas en cualquier momento, te ves con la necesidad(obligación)de escribir, por favor haslo que yo intentare leer.
No sé cómo pero se me ocurrió pasar por aquí, espero que no hayas influido en mi mente para que lo haga.jajujo¡

Un hola,porque el adios me quiere mucho y yo a él empiezo a querer.Y no quiere alejarse de mí.