sábado, 22 de marzo de 2008

Y te vas. Dejando las palabras suspendidas en el aire y hasta el último cimiento temblando. Dices que es lo de siempre y callas. Y miras imaginando tal vez lo que va a pasar cuando salgas cerrando con un portazo. Pero no dices nada. No hablas. Cruzas el pasillo y te marchas mientras sigues mirándome desde el quicio de la puerta. Pero el portazo ya ha sonado. Y te vas.

Y me dejas mirando al vacío. Ya no veo la puerta. Mientras todo tiembla. Con esta sensación de volver a ser niña sin serlo, de necesitarte, de volver a sentarme en tus rodillas cuando cruzas las piernas sólo para que me cojas en brazos. Estando a años luz de fusionarme con esa sensación, añorando algo que se me escapa. Que se me escapa. E incapaz. Temo que seas la única con la que no me salen las palabras.

Todo sigue temblando. No obstante, la calma se adueña de todo. Comprendo entonces que son mis ojos. Los ojos que tú me diste y que siguen dependiendo en cierto modo de ti. Son ellos los que tiemblan, y no los cimientos de esta casa que se me antoja vacía.

4 comentarios:

Kira dijo...

Expresas tanto en tan pocas lineas, que haces que suspiremos cada vez que leemos uno de tus textos... aunque no comente en todos... todos los leo ^^

Eres una escritora genial!

un abrazo!

Yuki Ashura dijo...

Si el mundo puede secarse a pesar del deshielo de los polos... los ojos tambi�n. Y las cuencas no tienen por qu� estar vac�as ni faltar la saliva.

Y el coraz�n puede seguir latiendo a pesar de que ya no vivamos.

Si cierras los ojos dejar�n de temblar.


{Pero no te olvides de volver a abrirlos}

Sam dijo...

Temblando...

saudade dijo...

Mis ojos... Los ojos que tu me diste.

Devastador.
También tiemblo.