martes, 24 de junio de 2008

Una de las cosas por las que no me gusta poner orden en mi habitación es porque sé lo que me puedo encontrar. Es una especie de amor extraño... Saber que estoy atada a los vestigios de mi vida que encuentre, porque no son más que partes de mí, y querer reencontrarlos, pero al mismo tiempo evitar ese choque. Ese choque que probablemente desequilibrará mis pasos, arrebatándome los frenos entre tanto estruendo de imágenes pasadas.

He tenido parte de mis dibujos en las manos. Dibujos en páginas sueltas, desde hace unos cuatro años hasta hoy mismo. Me han dolido y no sé por qué. No salen de mi cajón, y no me parece justo. He sentido que en cada uno había volcado una parte de mí que esperaba ver el sol y que los he dejado a oscuras sin más, propiciando que yo me fuera quedando, a su vez, inquietantemente vacía. Me han entrado ganas de ayudarles un poco más a respirar... Y no he sabido cómo.

He pensado en por qué los hice. En todos los viernes desde hace diez años, por qué esa imagen, por qué esos ojos, qué esperaba encontrar en ellos. Me he preguntado si esperaba que alguien me dijera lo bonito que era, que se parecía a la persona en cuestión... Pero no quería eso. No sabía, ni sé, lo que quiero. Y me han dolido, sin saber de nuevo por qué. Me ha dolido observarlos en silencio y ordenarlos para volver a guardarlos en el cajón.

Los he sentido huérfanos, nada míos. Y me han producido una confusión extrema. ¿Qué hago con ellos? ¿Los condeno a ser recuerdos, sin más? ¿Por qué parece que lloran desde sus ojos de carbón, de tinta azulada o polvo de sanguina? Cortándoles las alas, llevando a cabo un asesinato que atenta, a mi juicio, contra el breve fulgor de arte que pudiera albergar dentro. Tal vez era eso. Que ya no siento el arte, salvo en contadas ocasiones. Que los tengo a centenares, viejos o nuevos, en color o en blanco y negro o tonos sepias, unos contra otros, guardados, sin luz.

Sin luz... Quizás he sentido miedo de ser como ellos. De que unas manos gigantescas me guarden sin pedirme permiso, de no salir de entre las sombras. De ser recuerdo y brisa lejana en mentes ajenas, de traer tonos grisáceos a los paisajes de atardeceres o los rostros juveniles... Sólo con mirarlos un instante.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenos días (Y, Feliz San Juan)

Un profesor hace muchos años (soy muy vieja, ya) dijo que sería bonito escribir una historia, guardarla dentro de una caja y enterrarlo. Olvidarnos de ello hasta que años, muchos años más tarde, la inquietud de saber si esa caja seguía ahí, hiciera que la desenterrásemos y comprobáramos qué diablos introdujimos en esa caja: descibriíamos quienes éramos, qué queríamos, ¿lo que habríamos o no cambiado?

Él hizo hincapié en la incertidumbre de la naturaleza del ser humano, yo en la necesidad de dejar que pase el tiempo y redescubrir la luz que creíamos era oscuridad, años atrás. A veces hay que atar las cosas para poder descubrir nuevas cosas sobre ti.

La noche más poderosa del verano terminó ayer, el fuego purificador ya se ha apagado, pero siempre nos quedará el día más poderoso del año, SAMHAIN.

Un saludo..por cierto, si no tiene mucho sentido, sorry, son las 9 y poco más de la mañana ;p y quería pasarme primero por tu blog!!!

Yonseca dijo...

Por eso mismo odio en parte reordenar mis cajones, porque encuentro cosas de cuando era pequeñín.

No encuentro ningún dibujo (mas que nada porque odio el tema de dibujar, aparte de que se me da fatal), pero si que me encuentro trabajos, historias, fotos, y cosas de antiguos compañeros míos. ¡Aun tengo hasta el cuaderno con los exámenes de 4º de primaria!

Uf.. si todo volviese a ser tan fácil como por aquel entonces...

Ojalá...


Como es que estás sin WoW?? Donde estas, pequeña maga??

Un abrazo, Soñadora :)

Anónimo dijo...

Tienes suerte de, aún sin sentir el arte, ser capaz de crearlo. Por otros métodos, como las palabras. Así por poner un ejemplo.


Todo va bien. El verano ya está aquí, y ahora tengo tiempo para relajarme, respirar, y continuar viviendo.

Guapa. Un beso.

PD. Son tuyos, y puedes hacer lo que te plazca con ellos, pero... No deberías guardarlos en un cajón. Tal vez haya algún ojo que los disfrute. Tal vez no, seguro.


Lluvia de irrealidades.

Anónimo dijo...

Sácalos a tomar el sol fea =)
y no cuentes con mi gigantesca mano para guardarte sin pedirte permiso.
Date el sol, mira y busca en los ojos...encontrarás.

Dibujos de ojos, siempre el lenguaje de las miradas.


Después de todo, un artista siempre sabe como transmitir, y tú sabes =)

Soñadora Empedernida dijo...

Andy... Actualizaré el flog más tarde todas las noches si eso significa que te vas a pasar por mi blog.
Yatússsabeh.
:)

El sol me suele dar dolor de cabeza.



Gracias, feo.^^

Anónimo dijo...

Dáles vida, así no podrás convertirte en un dibujo olvidado en tu propio cajón =)

Llévalos a que conozcan mundo, o regálalos a quien creas que lo 'necesita'...

Yo hasta ahora he ido a clases de pintura, mis cuadros también se iban quedando en el trastero, sólo los veía mi familia cuando venían a casa y salía el tema...
Y uno a uno se los fui regalando, aunque no todos, por supuesto ^__^

Y no cualquiera al primero que viera, porque para mí cada uno alberga una historia, no sólo días y días de oler aguarrás y pelearme con enrevesadas líneas de carboncillo =)


Y no sé qué hago contándote mi vida, pero bueno xD

Mi consejo es que no les hagas coger polvo ^__^



P.S. Conjeturas, ¿eh? Quizá no sea como parece.

Un besazo =)



Llevo media hora intentando subir el mismo comentario. Argh.