sábado, 29 de noviembre de 2008

Acabo siempre en la misma pregunta. ¿Por qué, si antes me calmaba el llanto, me lo desata ahora? Creo que es precisamente por sentirme nada ante su capacidad destructora. Por tener la impresión de que consigue lo que quiere y, lo más importante, que yo me dejo.

Hay batallas que no se pueden vencer, igual que hay luchas que no acaban nunca y que terminan por desplazarse sigilosas de un sitio a otro del campo de batalla, librándose en distintos momentos pero siempre, siempre, dejando tras de sí un rastro de furia y resignación que crece.

No voy a conseguir nada siendo yo la que se arrastra en aguas pantanosas de un lado a otro secándose los ojos, torciendo la cabeza para que nadie la vea. Conseguiré mucho más si me construyo una cabaña a su orilla, y me espero ahí, definitivamente, a que la suciedad vaya bajando. No quiero despertarme dentro de mucho tiempo y sentir punzadas de dolor si pienso, si recuerdo. Prefiero no sentir nada.

Me quedo con mis canciones infinitamente tristes, las miradas de complicidad con mi hermano, las conversaciones que no me importan en absoluto y el temor a que ese sentimiento repugnante que me aflora en determinados momentos se apacigüé, poco a poco, con mi alma erizada. Saber que afuera tengo algo, también, ese rayo de luz que parpadea, las risas sin destapar.

Al fin y al cabo la rabia se calma con la sal de las lágrimas, y cada vez nace más débil. Me voy dando cuenta de que ya queda poco, que si ella acaba escuchando siempre lo que quiere escuchar, me va a dar igual pronunciarme que no. Así que, mi silencio aquí, mis ganas de gritar allá. Donde sé que se me puede calmar y desatar el llanto a partes iguales, sin reproches y sin frases que se repiten en la más absurda de las travesías. Dos no discuten si uno no quiere.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, soñadora empedernida.


Te voy a decir algo que me deseó una muy buena amiga hace un tiempo:

"si la vida te da mil razones para llorar, demuestra que tienes mil y una para sonreír".

Quién me lo dijo, es un ángel de cabellos dorados, y corazón puro. Y, tiene toda la razón, sonríe, tú eres la luz en la oscuridad, sólo tú tienes tal poder.

Un fuerte abrazo, y cuídate.

Empty Zone dijo...

Siguiendo los consejos irlandeses de leprechauns...A mi tambien me dijo un gran y buen amigo:



"Quizás la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
Ser honesto con uno mismo, centrarse en lo importante y olvidarse del ruido.

Quizás la clave para ser realmente libre sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
No obcecarse con los objetivos, tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo."



Rie Elena, que asi molas mucho mas.
:)