domingo, 29 de marzo de 2009

Me gusta. Me gusta infinitamente que las canciones me hablen de ti. Enfadarme mil veces mientras suelto improperios pero a la vez estar rota de risa, mientras mis mecanismos internos se reparan a un ritmo constante que se acelera cuando estás cerca.

Sé que no es bueno, no obstante, acostumbrarme a este bálsamo, a verte sonreír a dos centímetros de mis ojos, relampagueando tu luz en mis pupilas. Pero no puedo evitarlo, porque me calmas y me elevas, me enseñas en silencio tratados prohibidos, es divertido mentir, engañar, gritar, si estoy contigo. Si no es cierto, si todo son fantásticas travesías al borde del peligro.

Y a la vez aprender tanto, con un simple gesto, leer lo que piensas, una mirada fugaz a aquel hombre de rodillas ante el supermercado, esas monedas que te dijeron algo al verlas encima de la mesa, que más tarde te introdujeron en la construcción de un deseo, una cicatriz más en el alma, y mis ojos llenándose. Porque nunca te había visto brillar tanto.

No puedo, yo sola no. Y sonrío acaloradamente cuando me preguntan si me ha dado el sol, que vengo tan roja. Sonrío porque después de tanto sigues siendo tú el causante, sólo tú, y tus manos de realidades mágicas. Me gusta, y así lo digo, me gusta pensarlo y recrearme en ello, en sentirme tan completa, tan soleada a pesar de las nubes. Y, sobre todo, me gusta decirlo en domingo. Porque ya no acuchillan; desde hace mucho han cobrado un significado totalmente distinto.

2 comentarios:

Laura.S-P dijo...

Que preciosidad, tanto cariño y amor en un solo texto...es genial^^

eirinn dijo...

Blog premiado con el galardón Premio Dardos: http://labahiadegalway.wordpress.com/2009/03/31/laurel/

Enhorabuena, Soñadora!