lunes, 12 de abril de 2010

Salgo de la ducha y huelo a fracaso. A frío infinito afuera y adentro, a espasmo incontrolado. Y es una tontería, porque no soy una fracasada. No soy uno de aquellos que van sin rumbo a la fuerza, que gastan las esquinas de sus mejillas a golpe de lágrima cada noche porque ven su vida acabada. No. Pero, aun así, me siento así. Porque escojo otro camino, el de alejarme de puntillas del fracaso, pero no lo suficiente.

Es mirarme al espejo y sentirme insuficientemente buena para ser una fracasada, e insuficientemente buena para no serlo. Como un alma intermedia que vaga de una frontera a otra sin decidirse muy bien, sin conseguir lo que le exigen unos, ni lo que le exigen los otros. El resultado no es tan alarmante como podría serlo. Solamente un vacío momentáneo en el pecho, la sonrisa torcida, la tristeza afilada.

3 comentarios:

Alma de Diamante dijo...

me gusta el juego entre sutileza y lo explícito...
saludos!

Euforia dijo...

Me gusta mucho como escribes. ¿te lo he dicho? :)

A veces nos sentimos como unos fracasados, sin serlo. Cuando a mí me pasa eso suele ser porque he hecho algo que sé que no está bien, o quizá porque no he hecho lo que tenía que hacer. pero siempre encuentro una solución, porque la vida es demasiado corta como para sentirnos mal cuando no tenemos por qué hacerlo. Agarra la tristeza por su parte roma, y lánzala lejos. Eso haría yo :)

Un beso muy grande

ALA_STRANGE dijo...

"Como un alma intermedia que vaga de una frontera a otra sin decidirse muy bien, sin conseguir lo que le exigen unos, ni lo que le exigen los otros. "

y la reamtas con el final "trsaiteza afilada"

exceelnte