sábado, 6 de agosto de 2011

Sandra me habla del regalo de cumpleaños que le hizo su chico, y me relata los días increíbles que pasaron en la playa, y la sorpresa que se llevó cuando él le explicó en qué iba a consistir el regalo. Mientras tanto, en otra conversación comento con un amigo que a veces quedarme en casa es mi mejor alternativa, porque ninguna otra opción me suele satisfacer, y las mismas paredes azules que pintamos hace tres años -cuando todo era muy diferente- acaban haciéndome daño en los ojos si las miro mucho rato.

Me hastía el calor, esas paredes azules, que hayamos dejado atrás los tiempos en los que pintamos esas paredes, los mismos paisajes, la falta de ganas de recorrer otros, otro fin de semana desperdiciado a pesar de que en teoría iba a ser lo único que íbamos a tener... Me desesperanza que siga fallando lo mismo, que los problemas sean los mismos, y mis anhelos me cambien, pues todavía noto esas ausencias, a la espera de que acepte que no se van a llenar jamás. Que cada uno es como es, y en aceptar a las personas está la gracia, pierdas lo que pierdas, con tal de comprender que son así.

Y si hay algo que me falte en el aire, en los adentros, tendré que buscarlo en otra parte, en otros ojos o en otras líneas. No es injusto, sino uno de los hechos más justos que nos ofrece la naturaleza. Si todos fueran como nosotros y cumplieran nuestras expectativas y lo que esperamos de ellos... ¿qué gracia tendría? Aunque tal vez sí se mitigaría, a cambio, mucho más este dolor que me pone de los putos nervios.

2 comentarios:

galmar dijo...

Unos días de playa! Eso es genial!! :) buen fin de semana!!! :)))

Soñadora Empedernida dijo...

Pronto me toca, y ya tengo muchas ganas acumuladas de unos días de desconexión :)

Muchas gracias, galmar, disfruta tú también.