viernes, 9 de septiembre de 2011

A veces caemos, y no hay problema si logras levantarte, que suele ser lo que conseguimos siempre. El verdadero contratiempo sobreviene cuando hay un obstáculo que supera nuestras fuerzas, y no conseguimos ponernos en pie. Entonces se suceden las noches sin dormir y los días exactamente idénticos: rotos, grises, tristemente tersos. En ese momento estás perdido. Vacío. Absorto en una realidad que se gesta en tus adentros y que ni siquiera comprendes. Tus actos se vuelven automáticos, sobre todo el respirar, y la vida no es más que un camino que andar porque alguien determinó que eso era así.

Sucede, en aquel momento, que entre tanta oscuridad comienza a asomarse un pequeño rayo de luz. Tímido, bizqueante al principio, pero constante en su aparición. Pesa que no hayas podido ser tú quien lo haya creado, pero entonces poco importa el orgullo y la autosuficiencia. Porque alguien te salva, esa luz te salva, y en tu pecho -en mi pecho- reconoces un golpeteo de sangre y esperanza que te suena de algo, pero que ya estabas olvidando.

Hoy mi rayo de luz particular cumple años. Siempre he pensado que en tu propio aniversario tiene que haber pequeñas sorpresas que te hagan sentir especial y lo he hecho lo mejor que he podido, pero su sonrisa mientras estábamos sentados en el cielo de Madrid me calentó de nuevo la piel. Han sido meses duros y llenos de turbulencias que han agitado mi alma y también, y no sabe él cuánto me jode, la suya. Por estar siempre, a cada segundo, por el repiqueteo de sus nudillos en mi puerta, sus camisas arrugadas por mis dedos y manchadas por mis ojos al abrazarlo.

Escribirle desde esta intimidad reciente me alivia, me hace sentir en casa. Él me hace sentir a salvo. Y porque quiero que su día sea especial, y que sepa que puedo llenarlo de palabras como me ha llenado él de vida. Por eso, y porque lo quiero... Felices diecinueve, Music Man.

2 comentarios:

Yonseca dijo...

Es que levantarse por uno mismo es chungo, pero si alguien te echa una mano, se nota

:)

Calma. El tiempo pone a cada cosa en su lugar

Un abrazo, Soñadora.

Manu dijo...

You and me, babe... How about it?

La que se te olvidaba...

Te quiero, mi pequenia. Muchas gracias :)