lunes, 27 de febrero de 2012

Cinco años. Hace cinco años buscaba tiritas por algún motivo adolescente, y a día de hoy he curado heridas que no habría podido imaginar con quince simplemente porque no era tiempo de hacerlo. Y aquí se han quedado esos quince años, almacenados en la columna de la derecha, viéndome tan dulce desde esta perspectiva. Tan pequeña ahora.

Y es que aquí están apiñados los últimos cinco años de mi vida. Las primeras incertidumbres, los alivios de solucionarlas, los besos, el sentimiento de amar y el sentimiento de saber que estaba dejando de hacerlo. Muchos dolores y angustias, muchos errores y también la determinación de no volver a cometerlos. Mis dedos encendidos después de ver una película y saber más que nunca que quiero dedicarme en el futuro a crear para que la gente sienta como siento yo gracias a otros.

Aquí están mis días en el Festival de Cine de Valencia, el culpable de que recondujera mi futuro, la rabia de tener que conformarme y también Madrid. También Madrid y todo el dolor, el cambio, la añoranza, mi vida construida por primera vez en cimientos propios. Aquí hay proyectos e historias vertidas directamente desde mi mente agitada, desde los quince hasta los veinte. Aquí está la libélula de acero que compré hace años en un mercadillo callejero y que todavía descansa junto a mis clavículas, y también la que más tarde sentí que debía tatuarme y duerme grabada en la piel de mi tobillo. Aquí hay metáforas y significados que sólo yo comprenderé. Está mi familia, la que conocí y la que no conocí, el sentimiento anarquista de mi abuelo, las muertes que se me pegan al alma y también las tristezas y las alegrías que me dan los que comparten mi sangre.

Aquí es donde también descansan mis ojos contemplando Florencia desde Santa Maria del Fiore y mis pasos por fin en París. La seriedad de Stonehenge y los resquicios de cada viaje familiar. Los lugares que quiero visitar, las cuentas que tengo pendientes. Los ojos ajenos que desbarataron mi vida y la pasión compartida. Libros, canciones, más películas...

Tantas cosas como caben en archivos que abarcan casi seis años. Lo pienso y parece una locura. Yo, hace cinco años, a 300 kilómetros de aquí, escribiendo mi primera entrada y ahora... Ahora aquí sigo. Sin saber muy bien por qué. Porque me gusta, está claro, y tal vez porque de alguna manera aquí me siento en casa. Mis raíces y mi existencia, de las que no debo avergonzarme aunque tengo motivos de sobra (dulces años que se escapan).

2 comentarios:

Manu dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
yume dijo...

Siempre que sigo tu blog me siento de alguna manera reflejada contigo, me haces tener mas fuerza para encaminar mis pasos hacia donde deseo y que no me parezca que son subrealidades de mi cabeza, muchisimas gracias, no dejes de escribir
Y gracias tambien por comentar en mi blog, no se responder comentarios, si no lo hubiese hecho.