domingo, 18 de mayo de 2014

Quiero pensar que hay más de mí en esa chica que ayer volvía sobre sus pasos para seguir agradeciendo a un público sus aplausos y posaba su mano tímidamente bajo su pecho en señal de respeto ante ese motor que hace que meses de trabajo y días de dolor y rabia merezcan la pena 

que en esa otra chica que nota sobre sus hombros la presión de tiempos pasados y debe recordarse por qué debió corregir su comportamiento y su implicación con los demás mientras intenta ignorar el cansancio y el malestar en la boca del estómago y piensa que el ser humano, a pesar de todo, al final acaba reaccionando de manera similar ante circunstancias parecidas.

Quiero pensar que hay más de mí en la primera que en la segunda. Aunque sé que será en vano: soy ambas, a veces con una balanza equilibrada y otras... Otras es mejor pararme a respirar y frotarme la espalda, desgastada. Ya sea de entusiasmo o de agotamiento. Ya sea porque soy la primera, o porque me he convertido de nuevo en la segunda.

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