martes, 21 de junio de 2016

Lena.

Llevo unos días pensando en escribir esto, pensando en volver a escribir en segunda persona. En verdad, era cuestión de tiempo. Y hoy he pasado por casualidad por delante del restaurante turco en el que casi rogué poder usar el cuarto de baño la noche de mayo que me rompiste en dos, y luego ha sonado Use Somebody de Kings of Leon y he sabido que estaba preparada para hacerlo.

Sé que lo estoy porque desde hace días siento que me estoy reconciliando contigo. Lo sé porque ya no hay rabia ni tropiezos con los peores recuerdos. Siento que hay coherencia, y es esa simpleza tan calma la que me permite apreciar todo lo que obtuve gracias a ti. O a nosotros, cuando nuestros cuerpos formaban ese pronombre y nos llamábamos de manera diferente. ¿Te acuerdas? Claro que te acuerdas. Lo sé porque todavía me lees, igual que yo sigo reparando en que aún lo haces. Aunque ya hayan pasado un par de años.

Después de años llena de hielo encontrarte me hizo volver a sentir. Cuando me había acostumbrado a alimentarme de las historias de amor que experimentaban otros, aparecieron tus ojos gigantes y amarillos e hicieron saltar por los aires todos mis esquemas. Y eso no lo puedo negar, ni desdeñar, por muchas cicatrices que albergue con tu nombre ni por muchas veces que se resienta mi piel cuando bajo la guardia y se vuelve a impregnar de los juegos sucios y los recuerdos más oscuros y dolorosos que también protagonizamos.

Gracias a ti he aprendido que hasta el alma más entumecida puede volver a agitarse por la pasión que otro despierta, pero también he aprendido a conocerme mejor y tener más claro lo que merezco y lo que no. ¿Quién no puede llegar a una conclusión parecida, haciendo balance? Pero lo cierto es que no puedo negar que voy a llevarte tatuado siempre. Y asumirlo sin rencor es como darme una ducha de agua caliente después de un día agotador.

Y es que formaste parte de mí, de igual manera en que ahora formas parte de mis días pasados. Soy como soy porque tú apareciste. Crecí contigo. Y en el fondo de mi ser, aunque a veces pueda olvidarlo, siempre va a haber un agradecimiento tímido hacia ti por ser una parte más de mi camino.

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