martes, 30 de diciembre de 2008
domingo, 28 de diciembre de 2008
miércoles, 17 de diciembre de 2008
El chico no siguió, se quedó callado, pensativo... rememoraba aquel tiempo que pasó con ella, aquellos besos y aquella nueva forma de vivir la vida que ella le había enseñado. Ahora, la tenía delante de sus ojos...tan cerca, pero tan lejos.
-Aquí tiene señor, si no desea nada mas...- dijo la chica dejándole la comida en una mesa. Pero cuando ya estaba desapareciendo el chico gritó:
-¡¿Por qué ya no me miras a los ojos?! ¿Por qué me haces sentir de esta manera?- dijo echando todo lo que llevaba dentro y le martilleaba la mente día y noche desde que sus labios dejaron de rozar los de la chica-¿Acaso por desprecio? ¿Por reproche, quizá?
La chica volvió la cara y lo miró, sus ojos se tocaron y hablaron entre ellos impidiendo a los dueños comprender lo que se decían. Unas finas lágrimas empañaron la mirada de la chica, y estas mismas lágrimas le hicieron decir esto:
-¡NO! ¡Por dios, no! ¡Por temor! ¡Por miedo! ¡Por miedo a ver en tus ojos la indiferencia que me demuestre que tú no me amas como yo te amo a ti!
Las mejillas de la chica tomaron un tono mas rosa de lo habitual, y el chico quedó sin palabras... era lo que quería escuchar pero no sabía que hacer. Cuando empezaban a acercarse la puerta se abrió y apareció Fulano.
-Señor, tenemos noticias del Rey-le dijo Fulano.
-Tiene trabajo- le dijo la chica y el recuerdo de que ella estaba por debajo de todo ese mundo le hizo tragarse las ganas y desapareció por el umbral de la puerta.
El chico atendió a Fulano pero al segundo sus instintos vencieron a su conciencia y fue tras la chica, a la cual encontró en el patio central. Ella estaba tendiendo ropa y él la observaba medio escondido detrás de un muro observándola y se dio cuenta de que su momento ya había pasado, que solo le quedaba amarla en silencio… aunque demostrarle su amor fuese lo que él más quería. El chico siguió observándola un rato más, hasta que lo llamaron para seguir con sus obligaciones, cada uno por su lado. Eso sería lo adecuado, no lo que él quería ni lo mejor, pero sí lo adecuado. El chico volvió a su trabajo y siguió observándola todo el tiempo que podía. Pero lo que el chico no sabía es que la chica había pensado y sentido lo mismo que él cuando estaba escondido tras el muro, y luchaba con todas sus fuerzas para que, día tras día, su voluntad no flaqueara y pudiese seguir aguantando sin su amor…
***
Catorce años recién cumplidos, creo. El comienzo de mi primera historia larga, e incompleta, llena de ilusión. Elisa, Héctor, Zafiro... airf. Luego vinieron Dalia y Carla, Paula, Eloy... Y mi Alberto de ojos grises, el único personaje a cuya historia le di fin. Rebuscando entre todo esto me he dado cuenta de que yo antes creaba. Pero que ahora simplemente no me sale, y sonrío al releer estas historias, la ausencia de tildes en pronombres, la repetición, las erratas. ¿Era ingenua, tal vez? Tal vez. Antes creaba (suspiro).
¿Sabéis una cosa? Me niego a creer que crecer es desengañarse.