jueves, 24 de noviembre de 2022

segundos.

A veces me permito pensarte y en esos segundos de licencia me veo a mí misma en calma y sin ataduras como quien se despereza nada más despertarse confiada porque sabe que nadie puede verla y es que no hay trampas ni engaños ni siquiera anhelos no existe entonces la pretensión de que tú irrumpas en mi trama y tomes tu parte solo existo yo al fin sin barreras siempre con una música de fondo que abraza la certeza de que mis heridas se fueron y la piel curó suave y dispuesta una vez que ignoré todos los miedos que hasta hace poco adornaban cada punto de sutura.

Justo en esos segundos escasos sosegados eléctricos preciosos en los que me permito pensarte.

miércoles, 26 de octubre de 2022

azules.

El otro día cambié las sábanas y me tocaba poner esas que tanto me gustan las que son súper suaves y que probablemente la mayoría de personas vean de color verde pero que yo veo de color azul por eso de la deficiencia cromática y fue un gesto de bienestar aunque suene extraño porque me hizo sentir bien y sobre todo me acordé de ti, qué tontería en verdad pero así fue, recordé esa noche en la que si mi espalda se alejaba dos centímetros de ti tu mano la buscaba aunque no me pudieras ver en la penumbra y dormimos abrazándonos a ratos con sueño ligero despertándonos a cada poco para atrapar al otro y respirarnos en silencio y cuando no queríamos dormir más me dijiste “Vamos a acariciarnos un poco más por turnos y ya nos levantamos, vale”, supongo que me acordé porque esos días estaban puestas las sábanas azules aunque mi piso sea tan oscuro aunque hiciera tantísimo calor ese fin de semana aunque la vida nos hubiera vuelto a juntar de una manera tan extraña y tan poco buscada y por un momento me pareció también volverte a ver sentado a la mesa encorvado sobre un folio escribiendo cosas que a mí no me interesaba entender y pasaba por tu lado y tus manos volvían a alcanzarme y yo pensaba en su tacto tan delicado y en tus ojos tímidos a pesar de tus nervios continuos recordé esas dos rendijas que me miraban en las sombras mientras hablábamos de las cosas que hablan dos personas que se han abrazado toda la noche y saben que tardarán en volverse a ver y yo lo acepté y estuvo bien así pero a veces vuelves de manera inocua cálida como si fueras hogar y parece que entro a la habitación y sigues allí enredado entre esas sábanas azules que seguramente sean verdes pero que no importa porque me gustan igual y me recuerdan que hubo un tiempo muy corto en el que de madrugada medio dormidos y en calma las yemas de nuestros dedos se exploraban y pudimos sentir que es más que posible que en un mundo paralelo sigamos durmiendo juntos con sábanas de cualquier color pero pegados a la espalda del otro como si fuera algo normal y no algo que ocurre de repente sin planearlo y sin saber si habrá otras sábanas que vuelvan a refugiarnos.

martes, 24 de mayo de 2022

We could.

Podríamos conocernos más.

Estoy segura de que se seguirían alargando las conversaciones, y los temas serios y ligeros surgirían poco a poco, sin presiones ni prisas porque llega la hora de marcharse.

En verdad, podríamos conocernos más.

Quizás así yo no me sentiría rígida como una tabla y tendría espacio para ir relajando el cuerpo en todo momento, y no solo cuando tus pulgares comienzan a cerrarse en torno a la curva de mi espalda, y en ese instante ya no existen barreras ni corazas y todo se concentra en la fragilidad densa de un suspiro cortado por la cercanía casi desconocida de tu boca.

No sé si podríamos conocernos más.

De veras me encuentro sorprendida con no sentir todas las habitaciones patas arriba en mis adentros, invadidas por un remolino feroz que va levantando todas mis pertenencias. No, esta vez me siento tan en calma que apenas acudo a la escritura, a la búsqueda de cualquier señal que en realidad no existe, a la de cualquier excusa que me lleve a chocarme con tus esquinas y ponerme una vez más a merced de cada uno de tus movimientos.

¿Deberíamos conocernos más?

Al final, doy bandazos entre la disyuntiva de a quién corresponde acortar distancias hasta que me paro a pensar que no debería haber longitudes que comerme insegura. Tal vez de ahí venga esta sensación de tranquilidad. De orden. De ausencia de ansia por gestos y palabras que no dependen de mí.

Podríamos...

Hay una parte de mí que sabe que es muy posible que nos conozcamos más y lleguemos a una comodidad peligrosa y holgada en la que sentarnos a descansar un tiempo. Esa posibilidad ya no me asusta. Tampoco lo hace el vacío de su potencial ausencia.


Tú buscándome la boca yo la ruina

Tú buscándome la vida yo la mía