jueves, 14 de junio de 2007

Se oye un murmullo ambiental.
Y la maldita barra espaciadora no me deja libertad.

Porque sé que vives un tiempo esperando a que esos mismos minutos se consuman. Y cuando, finalmente, las vueltas del reloj se completan, tu sonrisa se congela.
Porque no quieres que se acabe.

Bonita contradicción...

¿Por qué? ¿Por qué este afán de inconformismo con lo que nosotros mismos provocamos?

Resulta curioso que te duela volver la cabeza y echar una mirada atrás; abarcar el camino que has ido labrando apresurado,deseando que se bifurcara y poder elegir por ti mismo. Independencia.

Y,aún así, el dolor te retuerce los recuerdos que forjaste día tras día. Mientras el sol moría para resucitar de nuevo, tú ibas muriendo. Pensando, incluso, ilusamente, que en realidad cada vez vivías más.

No. No...


Y así, como las reflexiones que se van sucediendo en mi mente, breves delirios que serán llevados por el tiempo, al igual que tú... al igual que a mí..., mi mirada escruta incauta el reloj.
Y se da cuenta de que otra vuelta se ha completado.

Porque, ¡sorpresa!, el tiempo se acaba. Y tú no vas a estar siempre aquí para ver cómo lo hace.

1 comentario:

Anónimo dijo...

PRIME!