sábado, 7 de junio de 2008

Es el miedo haciéndose un hueco en mi cama, provocando que quiera ser capaz de levantarme pero, por otro lado, él mismo me haya anclado al colchón con fuerza. Son las palabras que me desordenan el alma por dentro. Como un huracán que me pilla de improviso, aunque en el fondo supiera que tarde o temprano iba a llegar.

Este miedo a que se arranque de raíz la rutina, y cambien las cosas que constituyen los cimientos de mi día a día. No sé si sería capaz de andar sin tropezarme siempre si algo así ocurriera, creo que mi desorientación sería tal que acabaría dando vueltas sin sentido, hacia ninguna parte. Pero en sus semblantes veo la huella implacable de los años, y el cansancio, tan mal compañero de lo que se repite sin descanso una y otra vez y no trae nada bueno...

Y sentirme impotente. Con el agua escurriéndose entre mis dedos, sin poder atraparla para calmar la sed. Y es que este miedo me sigue dejando paralizada, aferrándose con fiereza a mis articulaciones. Lo peor es cuando se mezcla con el aliento de las promesas rotas y ambos se compinchan para erigir castillos en el aire, para envolverme en el qué pasará, en el cómo va a acabar esto.

Son los ojos hinchados y la voz que escucho amortiguada. Fingiendo que no he escuchado nada, mordiéndome los carrillos a ver si así pasa esta sensación de inutilidad. Y el sonido de los pañuelos de papel... Y la puerta cerrada desde dentro mientras los sollozos se intentan apagar en vano desde el baño, también cerrado. Tabiques separados por abismos a miles de kilómetros. El peor silencio que puede habitar esta estancia.

Y todo ello acaba conmigo, acurrucada, arañando el edredón, sintiendo el inconfundible sabor de la sangre que sale sigilosa por mis carrillos, sin creerme con ningún derecho de volcar esto en llanto. Soñando, despierta y con las manos en los oídos, con tiempos de dragones y princesas que olían distinto, no como el olor de esta mañana de sábado que escuece mucho después de haberse quedado tatuada en mi piel.

1 comentario:

Sam dijo...

tristemente precioso... supongo que debo decir "lo siento". Espero que todo vaya bien.

Saludos