lunes, 22 de agosto de 2011

A quien mejor me conoce y más se sorprende de mí:

Después de todos estos meses, es muy agradable para mí saber que vos reposáis tranquila. Que ha vuelto el color a vuestras tímidas mejillas y poco a poco vuestra respiración es más estable. Llegué a temer por vuestra escueta sonrisa, llegué a pensar que os iba a engullir ese misterio que os acompaña, mi señora, y que en estos meses se había multiplicado desmesuradamente. Recé a los dioses para que regresarais conmigo, y aunque fracasé en muchas ocasiones, la dicha me embarga cuando pienso que no me di por vencida.

Porque, ¿qué me iba a quedar a mí, mi Lady, si vos os marchabais? Ya sé que eso sólo podían decidirlo vuestros agitados pensamientos, pero podría haberme arrancado la piel para que durmierais tranquila, haciéndoos un abrigo con ella para que no se os comiera ese frío del que tanto hablabais. Mi señora, la luz ha vuelto a vuestros ojos, puedo verla, y perdonadme si sonrío demasiado, pero me siento tan plena al ver que vos sois más feliz...

Os equivocasteis y nunca un error fue tan dulce. Os equivocasteis cuando decíais que no ibais a salir de este foso, que vuestras venas se estaban volviendo cada vez más azules porque los latidos os habían abandonado para siempre. Mentíais, señora, ¡y me alegro tanto de ello! Pese a todo, no me arrepiento de haberos secado ni una sola de las lágrimas que encharcaban vuestra delicada alma cada día. Estáis tan guapa sin llorar, contagiáis esa esencia infantil que temí se os agotara. Gracias al cielo mis temores no se cumplieron.

Mi señora, sigo estando a sus pies. Con vos siempre, cada día y cada noche, pues cuando vos sentís frío yo también, y cuando os sentís arder yo me siento de la misma forma. Las dos sabemos que esas malas noches no se irán del todo, pero sí podemos asegurar que respiramos tranquilas, que han cesado los temblores, que podemos mirarnos directamente a las pupilas sin miedo.

Mi Lady, perdonadme si alguna vez dije que os dejé de amar, pues fue una de las mentiras más viles que han salido de mis labios... Mis labios, que no son más que los vuestros, porque compartimos persona y cuerpo, y así será hasta que podamos, o hasta que una de las dos deje de amar a la otra, aunque creo que esto nunca ocurrirá.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Mentíais, señora, ¡y me alegro tanto de ello!"

You're an artist, you don't look back. You can take the dark out of the nighttime and paint the daytime black.