¿Existe la autenticidad? ¿Hay en este mismo momento algún territorio descontaminado, intacto? Hay quien dice que las ideologías caducan: mienten. La sangre se marchita, vuelve a la tierra de donde salimos, pero los ideales no palidecen. La soledad aquí no tiene cabida. Siempre hay alguna otra mente inquieta que sobrevive, lo perpetúa, lo hace eterno. Sé que la determinación que llevaba a mi abuelo a cruzar el Ebro a nado con la pistola debajo de la boina para acudir a las reuniones clandestinas de la CNT no se ha evaporado. Lo veo en los ojos furiosos de mi tío, y en el espíritu paciente y más calmado de mi padre. A su manera, los dos conservan ese ideal de sangre.
No obstante, no existe la caducidad pero sí el desgaste. Y me asusta. Nos creemos fieles pero acabamos mintiendo, entrando en el juego. ¿Es lícito si perseguimos un fin noble que creemos merecer? La única respuesta que tengo es la incertidumbre. Criticamos la manipulación pero imploramos silencio cuando somos nosotros los que la practicamos. Nos creemos, desde nuestra más primigenia humanidad, con poder para ello, libres de hacerlo. Débiles de hacerlo.
2 comentarios:
Los ideales no mueren, son como la energía cambian de forma
Un relato muy inspirador, felicidades ^^
Uff, qué duro, contundente y real. Yo no sabría que contestar. Es evidente que el fin no justifica los medios; pero el tiempo y los palos van desgastando la ética estoica. Por suerte tú tienes ejemplos como tú abuelo para aquellas veces en las que te den ganas de mandar a la mierda tus principios.
:)
sí, yo veo otra de luz de puticlub y te. Yo llevo pastas o bollitos jaja
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