Quiero declararme en contra de la cultura de la queja gratuita. ¡Mi queja no es gratuita!, me dirá cualquier persona.
Y, si por una vez, ¿empezamos a aceptar para dejar de prestar atención a aquello que nos carga de mala energía y nos hace perder el tiempo y podemos centrarnos en todo lo bueno que tenemos alrededor?
A veces estaremos más o menos de acuerdo, a veces será cosa nuestra, o no lo será, pero sea como sea tenemos que aceptar y seguir adelante.
Si hay algo que me hace vibrar es que en mitad del camino hacia atrás que transito para visitar un recuerdo doloroso o desagradable suelo encontrarme una señal, un acontecimiento, un haz de luz que calienta mi memoria, y en ese momento pienso que hasta revisitar episodios tristes merece la pena si entre ellos y mi yo actual se interponen retazos de todo lo bueno que me sigue arropando cada noche.
Todo lo que he vivido, bueno o malo, me ha llevado adonde estoy ahora.