miércoles, 26 de diciembre de 2018

Aceptar.

Quiero declararme en contra de la cultura de la queja gratuita. ¡Mi queja no es gratuita!, me dirá cualquier persona.

Y, si por una vez, ¿empezamos a aceptar para dejar de prestar atención a aquello que nos carga de mala energía y nos hace perder el tiempo y podemos centrarnos en todo lo bueno que tenemos alrededor?

A veces estaremos más o menos de acuerdo, a veces será cosa nuestra, o no lo será, pero sea como sea tenemos que aceptar y seguir adelante.

Si hay algo que me hace vibrar es que en mitad del camino hacia atrás que transito para visitar un recuerdo doloroso o desagradable suelo encontrarme una señal, un acontecimiento, un haz de luz que calienta mi memoria, y en ese momento pienso que hasta revisitar episodios tristes merece la pena si entre ellos y mi yo actual se interponen retazos de todo lo bueno que me sigue arropando cada noche.

Todo lo que he vivido, bueno o malo, me ha llevado adonde estoy ahora.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

"Cada vez que lo decías quería pegarte".

Y recuerdo de soslayo a Astrid diciendo esa frase mientras ponía los ojos en blanco y yo agachaba la cabeza y me encerraba en mí misma, fustigándome por estar delgada pero no ser capaz de verlo y por hacer comentarios en voz alta que parecían que lo que buscaba, en verdad, era que alabaran mi belleza.

¿Qué belleza?, me preguntaba esos días en los que me armaba de valor y sí me atrevía a contemplarme.

Tenía casi 18 años y pesaba más de 20 kilos menos que ahora. Nunca he estado tan delgada en mi vida y, sin embargo, creo que es la etapa en la que más gorda me he visto. ¿Cómo es posible que algo mental llegue a afectar tanto a la imagen que te devuelve un espejo?

Nunca he tenido tanta facilidad para comprar ropa como en ese momento, llevando en ocasiones una talla 36, y, sin embargo, nunca llegué a apreciarlo. Y no porque no quisiera una 36 y quisiera menos tallaje, sino porque me daba igual con qué cubriera mi cuerpo: me seguía viendo igual en las fotografías, seguía pensando lo mismo de mí misma, seguía sintiéndome opuesta a lo bello o lo sexy.

Nos venden desde que tenemos uso de razón ese cuento de que tu salud y tu belleza dependen del peso que marca tu báscula cuando te subes encima. Nos lo meten tan bien metido en cada célula que luego es tan difícil sacarlo que hay gente que muere en el intento de buscar un solo segundo en que se sientan bellos. 

No es un decir. Muerden de verdad.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Respira.

Quiero dejarme un mensaje a mí misma:

En esos días en los que parece que todo el aire pesa y sobrecarga tus pulmones, que cada bocanada duele y sientes que se te está olvidando cómo llevar a cabo esta acción automática: acuérdate de días como hoy.

Días como hoy, en los que parece que no termino de llenar el pecho, porque podría suspirar todo el rato, hasta despegar los pies del suelo y levitar. Soy ligera, porque no pesan mis cadenas y la felicidad tranquila me envuelve, natural y transparente.

Acuérdate de días como hoy. Y respira.