He tenido una pesadilla horrible. Había un asesino merodeando, una víctima había muerto desplomándose ensangrentada encima de mi prima, y en un momento mi madre me llamaba llena de pánico y llorando porque estaba sola en casa, había escuchado un ruido y tenía miedo de que hubieran venido a matarla.
Luego he estado pensando sobre la rendición ante la evidencia. Hace semanas metí todas mis esperanzas en una caja que escondí en al altillo, bien arriba, pero sé que no puedo dejarla allí para siempre. Pero todavía es muy pronto, no creo que vuelva a estar preparada para creer con una fuerza similar a hace unos meses. Creer con la misma fuerza ya sería imposible. Todo cambia y se transforma, y yo ya no soy la misma persona después de todo.
Me encantaría recuperar toda esa esperanza y abrigarme con ella. Pero aún no puedo. En circunstancias así, la paciencia es el único camino, aunque sea el más molesto sin ninguna duda.
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