Si pienso en todos los pasos que me han traído aquí soy incapaz de arrepentirme de ninguno de ellos. Pero aun así pienso. Having too much, having too much. No es la primera vez que me veo obligada a transitar estos senderos, y por eso el ejercicio de recuperar lo que hace un tiempo quise expresar para sentirme tranquila. Es extraño, y a la vez algo reconfortante, volver a este teclado de letras sueltas y envejecidas, afianzadas con celo, del que en otros tiempos salieron los retazos, sin duda, más importantes de mi vida.
Porque en parte estoy repitiendo los pasos que ya di y los giros que ya estudié, y se me hacen familiares todas las señales que aparecen en mi vista algo abatida, hoy he vuelto a cuando me planteé qué ocurría cuando una aceptaba que hay ocasiones en las que es necesario aceptar la distancia de los puntos y aparte.
(...) Pero no hay otra salida: cuando algo duro sobreviene, hay ciertos días clave que tienen que pasar armándome de paciencia hasta llegar al punto de poder valorarlo enteramente, con todas sus aristas. Distanciándome de ello todo lo posible, he aprendido a valorar todo lo bueno de los malos baches y a discernir entre tanta niebla cuál es de verdad mi sitio. Por eso creo que la distancia es necesaria. A pesar de todas las dificultades que entraña en un doble sentido: es complicado dejarla entrar, y también lo es abandonarla cuando el proceso se ha completado. Siempre ha sido fácil, en esta línea, no querer despegarse de ese alejamiento que adormece, que mitiga la aflicción porque me empeño en negarlo todo.
Al final, como suele suceder, todo es aprendizaje, o al menos debe serlo. Sólo así encuentro la calma pertinente para poner el punto en un párrafo y prepararme para lo que tenga que aportar el siguiente.
Me sigue azotando esa consciencia, la del having too much, having too much, having too much. Sin embargo al mismo tiempo me pregunto si todas esas cosas que siento encima y que me acompañan ocupando gran parte del espacio son negativas; pero es una pregunta trampa, porque me aventuro en la respuesta mucho antes de plantearla. No lo son. Y en esa firmeza en la que vivo asentada me cuestiono en quién me he convertido, si siempre va a ser positivo que no quiera arrojar ningún detalle de lo vivido por la ventanilla yendo a toda velocidad, porque la persona que fui hace mucho habría elegido hacerlo sin dudarlo.
Ayer le dije a F. que si escribiera una novela de mi día el título sería sin duda Overwhelmed. Por algún tipo de energía que escapa a mi entendimiento, la mañana comenzó con esa palabra entre mis cejas y cuando las luces se apagaron poco a poco seguía rondando a mi alrededor. Es posible que tenga muchas cosas que ahora mismo me merman en cierto sentido la estatura, pero no rechazo ninguna de ellas. Sigo preguntándome, porque jamás podré evitarlo, si es un planteamiento sabio por mi parte pero al mismo tiempo tengo la consciencia fortalecida de que, sin lugar para el titubeo, abrazo todos y cada uno de los pasos que me enfrentan de nuevo con este camino.
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