martes, 4 de septiembre de 2007

Hoy me siento indefensa sin tu mirada clavada en mi pecho.

Hoy, envuelta en recuerdos que quiero evitar a toda costa, me prometo que no anhelo tu presencia. Y me siento confusa al pensar que te tengo y, en verdad, saber que ni eres mío ni lo fuiste nunca.
Y me invento que no te quiero.

Que no me hace falta ni tu tiempo ni tu cuerpo. Que no te echo de menos. Y que tu falta no me acuchilla hasta hacer sangrar mi alma.

Y mezclo el desconcierto con las brumas que me quedan de lo que fuimos nosotros. No entiendo por qué sigo sintiéndome cerca de ti si alargo la mano y no llego a tocarte.
No te tengo.

Y ahora, mi corazón se tiñe de indecisión mientras se nubla con nubes de amor y desesperanza.

Me gustaría que sintieras lo que yo siento. Que te sintieras dueño de algo pasajero, que va borrando las huellas que dejó en mi piel grabadas a fuego.
Quisiera morder tu oreja y susurrarte que me quieras.
Que me seduzcas mil veces.
Que tus palabras embriaguen mi realidad.
Que me espíes.
Me recorras.
Que tus ojos me guíen.

E intento esconderte en rincones de mi memoria donde tu rastro quede agazapado entre incertidumbre. Aléjate de mí. Pero no quiero.
Ojalá pudiera verte sin sentir la necesidad inmediata de mirarte. Y que mi alma siga fría en tu presencia mientras mis entrañas no ardan, tiritando de frío de no poder sentirte.
Que mi deseo se apague.
Que tu luz deje de enseñarme el camino.
¿Por qué me drogaste con tus besos hasta hacerme dependiente?
Aún pienso que tus manos siguen engarzadas en mi cintura. Y que el océano de tus pensamientos sigue bañándome, sumergiéndome en desiertos de miel y felicidad.

Abro los ojos y la realidad no te muestra. Las lágrimas dejan escrito tu nombre en su rastro de amargura y sal.

Y, al compás de la melodía de dolor que desprende mi corazón, mi boca tan solo susurra tu falta entre sueños rotos que se convierten en pesadillas sin pedirme consentimiento.

Y me niego que no te quiero. Sigo necesitando tu sustento. A ti. Sigo anclada en el puerto que te espera, añorando verte de vuelta llenando mis adentros.
Y espero ansiosa la metadona de tus besos nuevos.


Escrito: 21.8.07.



[Y dejarlo todo atado bajo llave]

1 comentario:

Anónimo dijo...

ICHI!