Ha sido un efímero instante. Pero tan intenso. Tan cálido. Me ha dejado descolocada. Y, es que, cuando la tarde se me presentaba como un alto pico que debía escalar cargando con tantas aprensiones, me he visto allí. Allí. Ante una atardecer de tonos naranjas que iba confundiéndose con un mar en calma que me provocaba a mezclarme con sus aguas, a ser una ola más, a desaparecer entre sus sueños.
El Sol iba muriendo poco a poco, sin saber que volvería a nacer sin tardanzas. La paz era absoluta. He podido sentir el calor en mi cara, invadiéndome y tirando de las comisuras de mis labios para que sonriera. No me ha hecho falta cerrar los ojos. Estaba allí, a punto de rozar con las puntas de los dedos una arena blanca que no podía ser real.
Y, por un momento, un fugaz momento, he podido sentir un lazo que se cerraba en torno a mi cintura. Un lazo que no era otra cosa sino un par de brazos que derrochaban ternura en un gesto tan sencillo. Ha sido extraño sentirlo, verme allí. Pero estaba allí. Allí.
Y ha sido entonces cuando la acogedora luz ha parpadeado y me he visto sentada en el brazo del sofá de mi salón, ribeteado de tonos naranja y teja. Con una pila de libros a mi izquierda, susurrando mi nombre con malicia, sabiendo que iba a caer en su trampa tarde o temprano. Creo que han sido un par de minutos los que he permanecido allí inmóvil, agradeciendo la soledad y el silencio que sólo en mis momentos consigue reinar en la casa. Echando de menos ese atardecer extraño. Ese allí.
Y me he dado un poco de libertad clandestina metiéndome bajo el agua hirviendo de la ducha, disfrutando de los arañazos candentes que dejaba en mi piel. Sintiendo el agua acariciándo mi rostro en su totalidad, mientras el cabello se adhería al cuerpo.
Horas. Hubiera estado horas.
Pero al final me he visto obligada a salir con las yemas de los dedos arrugadas y el alma ancha, muy ancha. Me he permitido el último suspiro borrando en formas caprichosas el vaho del espejo y ya.
Terminado el allí y el agua hirviendo. Y empezando de nuevo el haz, haz, haz. Empieza, termina. Respira... ahora. Para. Ahora. Quéjate del dolor de espalda, pero sigue. Muérdete el labio inferior si gustas, pero no pares. Añora el silencio, pero no te tapes los oídos.
Ni rías.
Ni llores.
No seas tú.
9 comentarios:
Solamente quise dejar mi triste y poco alentador suspiro aquí.
No seas tú, todo el mundo te comenta indirectamente...
Cuídese.
Sí, es cierto.
Todo el mundo comenta siempre. Lo que enerva es que lo hagan indirectamente, como tú dices. (Perdóname si mi tuteo te molesta, ante todo)
Pero al final siempre acabamos siendo nosotros mismos.
Tu suspiro es altamente alentador para continuar.
Gracias por leer :)
Niña!
Cuánto, cuantísimo tiempo...
Creo que esto va para largo. Hay tanto que te tengo que contar, y tan poco a la vez! Tengo tantas cosas dentro que no puedo expulsar. O quizás que no debo expulsar; ésa será siempre nuestra gran duda, no crees?
He estado un tanto ausente. Actualicé el fotolog, pero se vuelve a llenar. Ayer a las 11 actualicé y hoy se llenó poco después de comer. Qué asco, coño.
Pero el blog no tiene límite de comentarios así que actualizo cada mil años, cuando lo necesito. Necesito con entrecomillado, obvié. Suelo escribir en el blog cuando me apetece, pero no cuando lo necesito. Es curioso, ¿verdad? Digamos que cuando otras personas se encuentran sumidas en un estado anímico deplorable, encuentran una vía de escape aquí, pero a mí me pasa lo contrario. Quizás porque cuando atravieso esos momentos tan... extraños, no soy capaz de emplear ese raciocinio que nos compone, y cometo miles de estupideces.
Humana, que soy.
Aish, no miento cuando digo que continuamente me pregunto cómo tengo cabeza para abarcar tantos pensamientos. O siquiera cómo no me duele, cómo no estalla con tanta cosa corriendo la maratón.
Derroché purpurina cuando vi hace un momento tu actualización del miércoles! Eleeeeeeeena!
Necesitaba un escrito. Uno cualquiera, pero tuyo. Sin más.
Yo y mis famosas coletillas.
Pero, joder, no sé qué hago hablando tanto de mí en tu blog. Qué impertinencia la mía!
Es fastuoso que sientas así la naturaleza, por no llamarlo de otro modo. Los atardeceres son preciosos, no lo voy a negar. Pero dejan un ápice amargo en la comisura de los labios que es difícil quitar sólo con saliva.
¿No crees que la belleza de la lluvia es más pura? A ella, que no sólo la ves. Que la escuchas, que escuchas cómo llora y cómo ríe. Que notas cuándo está irascible. Y que no sabes cuándo te abandonará.
Dormir escuchando llover es una de las sensaciones más bellas que he tenido oportunidad de experimentar.
Y el frío. Porque ella conlleva frío. Ayer volviendo del cine noté otra vez esa brisa gélida que no hiere pero atraviesa. Y aceleré el paso para intentar fundirme con ella.
Llegué a casa y todo se desvaneció.
¿No lo notas así?
No sé qué sientes cuando sales de la ducha, pero a mí el corazón me late el doble de rápido en esos segundos paralíticos que se suceden antes de correr la cortina/mamapara y salir. Cuando las últimas gotas recorren cada hueco tuyo y van a morir abajo, sencillamente abajo.
No sé. Otra vez.
Tengo tantísimas cosas que hacer.
Y estoy triste!
Coño.
Qué de tiempo que no me embargaba la tristeza x}
Qué de tiempo desde la última vez que lloré!
Espero no acabar llorando otra vez.
Quedé conmigo misma en autocontrolarme tan bien como siempre lo he hecho, pero las noches son muy íntimas e incitan al desahogo interior.
Y qué mal suena eso, coooooño.
Si vieses la charla que tuve ayer con unos amigos x} Más que pervertida, sexual. Contándonos experiencias increíbles, sincerándonos como nunca antes.
Pero bueno, es lo que tiene.
Puto Bach. Cómo me gusta, y cómo me agota. Cinco horas diarias que duermo, y descuido cada vez más los amigos de internet. Porque el MSN consumiría demasiado tiempo.
Hasta el anime tengo abandonado!
Mierda! Se me olvidó incluir eso! Tengo que terminar de ver Darker Than Black, que la tengo grabada y sin ver. Y empezar a ver millones de cosas que tengo bajadas!
Oh dios. Necesito días de 48 horas y un cuerpo que aguante todo y más.
Y dejar de comer, que cada día estoy más gorda y cada día le temo más al momento en que tendré que pesarme.
Oh my god.
Y dejar de darte la tabarra con mis historias que en muchos casos no tienen ni pies ni cabeza. Y en el resto de ellos, son tan contradictorias que agobian.
Ains, Elena.
Cómo me gustaría que vivieses aquí, en este puto culo del mundo. Pero bueno, Florida es el pito de América, ¿no? Y ahí está xDDD
Voy a ver si hago algo, que el toro me ha dado ya varias cornadas y le sigo vacilando. Qué cojones tengo.
Tesquierow, niña. Muchísimo!
Cuidate. Take care! xD
Y besos =* Todos los que quieras!
Un verdadero placer recibir noticias de Yuki.
Mañana te contesto a lo bestia, hermosura. Me muero de sueño.
=)
Pues que esos sueños sean dulces! =*
Una señorita Yuki. Ahora creo que puedo presentarme. Evidentemente este sitio, como antes me había parecido, es realmente de fiar. Interesante y a la vez misterioso pero muy singular.
No hay mucho que decir, solamente soy una chica de Barcelona.
Encantada.
Espero que no te importe que siga pasando por aquí.
Voy a leer tú siguiente entrada.
P.D: Sí, soy la anónima del otro día.
Encantada yo de contarte entre mis lectores (mis lectores, cómo suena)
Lee todo cuanto quieras y siempre que quieras.
Espero que sigas pasándote.
=)
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