Su boca dibujó el contorno de una despedida.
Tan hermosa como siempre. Más dolorosa que nunca.
No quería ver como aquella persona se alejaba sin volver la vista, llevándose mi alegría, los momentos dulcemente guardados en mi pecho, el cual ahora se agitaba violentamente.
Pero seguía allí, con la impotencia recorriéndome la garganta sin cesar. Quise echarme a correr y alejarme de aquella persona. ¡Huir!
Sin más.
Dejarla en paz. Dejarla ir.
Pero, en lugar de eso, mis piernas cobraron vida de nuevo y empecé a caminar detrás de la silueta que se alejaba entre reproches y besos amargos.
-¡Espera!
Pero esa persona aceleró el paso y la bruma se cernió sobre ella, camuflándola de mi mirada empañada.
Estábamos solos. Pero una gran fuerza me alejaba de su sombra. Eché a correr, dejándome el alma mucho atrás. No era lo adecuado, pero tenía que intentarlo.
-¡Por favor, espera!
Nada.
Siguió alejándose más y más, por mucho que mi aliento se cortara del gran esfuerzo de correr. Las lágrimas se unieron al suicidio de mis suspiros y las dejé irse libres. No me importaba que me viera así.
Por fin, parecía que iba ganándole terreno. La vista se me nublaba de la frenética carrera pero alargué el brazo y rocé el suyo. Me estremecí. Ambos nos paramos.
Me daba la espalda. Y yo lo entendía. Recobré algo de aliento y quise volver su cuerpo hacia mí. Pero no se movió. En realidad, sí lo hizo.
Pero, por más que rodeara su figura, no podía verle la cara. Su espalda me persiguió durante unos minutos en los que la angustia se adueñó de mi ser.
La silueta fue desvaneciéndose ante mí a medida que el viento soplaba.
Y se la llevó.
Y se me llevó.
Con ella.
Me derrumbé y me dejé caer al suelo.
Ya nada... Ya nada...
Cerré los ojos.
Y me desperté.
Tiritaba de terror y el calor era agobiante. El sudor se pegaba a mi cuerpo y estaba totalmente turbada. Me levanté y mi vista fue acostumbrándose a la habitación blanca. Me pisé el camisón y caí al suelo, lastimándome la pierna izquierda.Alguien entró cuando yo empezaba a llorar de nuevo. Eran varios, y me estremecí otra vez, esta vez en la realidad.
-Tranquila... Tranquila. Ya estamos aquí. Tómate eso y te sentirás mejor.
Me puso una pastilla debajo de la lengua y bebí el agua que me ofrecía. Me sentí mejor, en efecto. Noté como el cuerpo se me iba yendo.
Lo último que recuerdo es que los vi alejarse empujando un carrito metálico.
(24·o8·o7 - Casualidades reecontrarlo justo hoy)
4 comentarios:
Elena, necesito que me ayudes.
Por favor.
Si puedes conectarte te lo agradeceré.
La dejaste muy atrás. (No mucho atrás).
Y al final "te sentirás mejor", no "te sentará mejor".
Me ha atrapado esto que has escrito.
Yuki, espero que todo vaya. No voy a añadir ni el bien ni el mal, simplemente que vaya.
Gracias por el comment en el flog. Al no verte por la noche empecé a preguntarme qué habría pasado. A ver si hablamos.
...
Escritor/editor.
¿No mucho atrás? Tal vez.
Ahora mismo edito. Leía te sentirás mejor aunque no lo pusiera.
>.<
Lo escribí antes de marcharme en verano. Ayer lo recuperé de casualidad y me gustó mucho, quitando el final.
De todos modos, te espero. Ya sabes. A ver si hablamos también.
Gracias miles por tu ayuda.
Lo sabes, y yo no sé cómo agradecértelo.
En su momento no comenté tu entrada, pero es que, te lo prometo, no tengo palabras.
Es de esas cosas que dices, si digo algo, romperé toda la magia que me engloba ahora mismo.
Y leí, y pasé.
Y ahora que puedo te lo repito, es precioso. Porque tienes ese don para contar cosas que pueden ser reales, como si fuesen algo completamente irreal, algo inconcebible.
Y no sé si me explico.
Hoy no me siento muy inspirada. Me siento cansada ._. Me vendrá bien dormir, pero noooo puedo xD
Sólo, gracias por compartir tus escritos. No sabes lo gratificante que es leer ciertos escritos. Te reconforta, te hace sentir bien por muy pesimistas que estos sean.
Y ahora, me voy a releer tus dos últimas entradas. Yeah.
Beeeeeeeeeesos! ^^
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