miércoles, 18 de junio de 2008

De repente te ves obligado a hacer hoy lo que siempre dejas para mañana. Y no tienes otra opción a la que agarrarte: sin guantes, ni ganas, ni nada, comienzas a escarbar en el pasado.

Vas descubriendo espinitas que siguen arañando la piel desde la distancia, y te sorprendes de que su sabor agrio siga allí. Continúas intentando dejar todo limpio, pero ya vaticinas que te va a vencer la paciencia y no vas a poder. Te topas con el aroma inconfundible del recuerdo, y sus reproches, por mantener una parte de él escondido. ¿A qué juegas?, parece decirte mientras te llenas de gris y polvo de imágenes gastadas. Preparas los puños por si viene, siguiendo maliciosamente a la nostalgia, la melancolía. A esa hoy no la vas a dejar pasar, porque sabes que tu ánimo anda con la guardia bajada, así que te preparas.


Sigues empeñándote en hacer las cosas a derechas, pero cada vez más cansada, con más turbulencias por dentro causadas por la regresión inminente. Acabas por dejarlo todo torcido y no importarte. Te tumbas a la sombra de la desgana y procuras que el recuerdo no te haga demasiado daño cuando pasa por encima tuyo.


Has decidido que te da igual. Que te quedas con el ahora y con lo que venga. Que hay que echarle demasiadas ganas y demasiado empeño para querer entenderse con el recuerdo sin levantar la voz... Al fin y al cabo, os tenéis atrapados, los dos, porque os necesitáis. Los dos. Enrevesado y simple círculo vicioso...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es curioso, hace un par de días le comentaba a una amiga que le agradecía que fuera a pasar San Juan conmigo porque el recuerdo de lo que me aportó Bea, estaba trastocando mi presente, y se me hacía incierto el futuro.

Supongo que hay fechas que irremediablemente te hacen pensar pero sólo eso, pensar. Una vez dejas las cosas en su sitio todo vuelve a la normalidad.

Nunca me han gustado las escobas porque levantan polvo y te hacen estornudar.


Mil saludos. Y, por si no teo leo antes...¡Feliz Revetlla de San Juan!!!

Me han entrado unas ganas impresiosas de leer nuevamente: El Sueño de una Noche de Verano.