miércoles, 23 de junio de 2010

Debajo llevan los labios pintados de carmín, porque les gusta, y algunas incluso rodean sus ojos con lápiz de carbón. Aunque no se las vea.

Pienso qué será ahora de aquellas que nacieron rodeadas de burkas, y se casaron con un hombre que creció rodeado de burkas. Me recorre un escalofrío la espalda cuando llego a la conclusión de que muchas lo llevan por devoción y respeto a una religión y una tradición común, sí, pero las otras... Aquellas otras que fueron obligadas por el autoritarismo de sus padres y el silencio de sus madres -o viceversa-, para caer después en manos de un hombre que recogió el legado de sus suegros. ¿Qué ocurre ahora con ellas? Vinieron aquí tal vez buscando una mejora en sus vidas, pero, ¿y ahora?

Se me vienen a la cabeza los ojos llorosos de sus hijos cuando sus padres gritan: gritan porque está prohibido y aun así debe llevarlo, gritan porque está prohibido e incumpliendo la prohibición han llegado a casa con una multa que no pueden pagar. ¿Con qué cara un agente de la ley le dice a una viadante que debe multarla porque la libertad exige la prohibición de su atuendo?

No estoy a favor de que se asfixien dentro de esas cárceles de telas gruesas y opacas; lo veo una aberración y un peligro para la salud. Pero sólo sé que si lo llevan es por algo, y que en mi concepto de libertad no está incluido el verbo prohibir. No sé si este pensamiento me hace peor persona, pero en mi defensa diré que en un planeta donde viven casi seis mil ochocientos millones de personas diferentes no podemos exigir que todos los pensamientos funcionen como el nuestro. Porque no es así.

5 comentarios:

Nada más importa dijo...

Coincido. Esa exigencia no debería existir, y sin em bargo a veces, lo hace...

Besos!

Euforia dijo...

Eso, al contrario, te hace una buena persona. Ése es el error de muchos, que conciben su manera de pensar como universal y legítima.
Es un tema complicado, el de los burkas. Opino igual que tú: no me gusta que algunas lo lleven por obligación, cada uno tiene el derecho a elegir, pero... en fin, este tema es muy muy difícil.

Besos muuy grandes!

Rorschach dijo...

Yo opino que no pueden obligar a que no se lleve algo, que forma parte de una cultura, o una religion, es como si prohibieran llevar cruces de madera, o prohibir a las monjas q lleven sus mantos, que quereis que os diga, ultimamnte se utiliza demasiado la palabra prohibir, con fin recaudador...

Yonseca dijo...

¿Ciudadana del mundo? Sí, yo también quiero serlo :)

Saludos, Soñadora.

Celia dijo...

Completamente de acuerdo. Es una paradoja muy grande y muy difícil de coger. Tengo ganas de llegar a vuestro (antiguo) curso y poder planteármelo mejor en filosofía ^^

Por cierto, tú también me encantas, ñeee :3 y sí, me ha enseñado los apuntes de su libro XDDD

un besito :)