jueves, 12 de agosto de 2010

Hay muchos tipos de amor y eso es algo que he aprendido con el paso de los años, a base de conversaciones y ojos abiertos, alguna comparación (de esas odiosas) y escuchar mucho. Pero si hay algo de lo que estoy segura, al mismo tiempo, es que el sentimiento, en su esencia más pura, es idéntico. Y no es contradictorio, de verdad que no. Es como un cuadro que todos vemos pero del que sacamos impresiones distintas. El corazón nos late de distinta manera ante un mismo signo, y por eso, a veces, caemos en el error de juzgar que eso, eso que vemos, no es amor.

La diferencia radica en que, a mi juicio, quien no ha sentido amor jamás sentirá si eso lo es o no, si merece la pena luchar por una persona. Porque no lo entiende. Y de veras que me apeno muchísimo cuando esa persona, vacía de este grandioso sentimiento y llena de inquietudes de plástico, sólo demuestra estar llena de odio y de rabia acumulada, la cual trepa poco a poco por su alma escupiendo celos. Lo peor es cuando esa persona cree que de verdad sabe de amor.

Y fijaos que no me gusta hablar de esa palabra, que en ocasiones se me antoja gastada y llena de costras de lo que la han maltratado, pero me siento feliz cuando en mi interior soy consciente de que lo he sentido y he tenido ese privilegio. Por eso, desde mi cuarto y mi retahíla de experiencias en estos viajes prohibidos que nos otorga sentir, deseo que se pase. Que se pase todo ese odio y esa inexperiencia que acaba malgastándote desde adentro, haciéndote sentir mecánicamente especial, sabiendo en tu interior que es todo mentira.

Alguna vez te llegará, cuando dejes de resguardarte en esa coraza de falsedad, y entonces... Sabrás cuánto has errado.

3 comentarios:

Nada más importa dijo...

Siempre duele cuando las máscaras se caen...

Besos!

Rorschach dijo...

Soy demasiado ingenuo o ignoro para entender esto, hablaremos via msn...

anny96 dijo...

olaa
un texto precioso lleno de verdades
bss