sábado, 19 de enero de 2013

18 de enero.

Hay momentos en los que se empieza a suspirar y se acaba cogiendo todo el aire que se puede. En algunas de esas ocasiones comienzo a notar un calor que me cubre el espacio entre el estómago y el pecho. Aunque esté tiritando esa sensación me calma y me acaba alcanzando también los labios. Y sonrío. Es entonces cuando soy consciente de que no lo estoy haciendo tan mal, porque hasta en el peor momento quedan resquicios de calor en mis adentros. Me siento afortunada por tener gente que permite que en cada bocanada de aire me sienta viva.

Ayer fue un día maravilloso. Se compuso de pequeños detalles que me hicieron sentir no sólo viva sino arropada. Y es en ese sentimiento donde encuentro algo de sentido a mi existencia. Quien quiso estar conmigo lo hizo, a kilómetros o a centímetros, y no pude suspirar más veces y notar ese calor. Suena a tópico barato pero lo que de verdad merece la pena son los detalles que me hacen ver que hago feliz a las personas, que soy importante de una manera similar a como lo son ellos para mí. Después de tres tartas, aires zaragozanos, dispares en esa pequeña familia que hemos formado en clase a falta de la propia y getafenses, una tarde en el cine, Madrid reflejado en mis retinas de nuevo, abrazos amigos y brazos protectores de noche no podía más que limitarme a sonreír.

En el crepitar del fuego de las velas no sólo estaban los que ayer me besaron, sino también aquellos que pese a la distancia quisieron hacerme saber que se acordaban de mí, que los kilómetros nunca son una excusa para el distanciamiento de espíritu. Son tres cumpleaños ya fuera de casa, sin poder reposar el nuevo año cumplido en el regazo de mis padres, pero la soledad no me acecha ni un sólo instante cuando estoy aquí a pesar de que haya gestos que amarguen. Tengo lo importante en la palma de la mano, una vida plena y feliz, propia y escogida, confeccionada por mis torpes pero firmes manos, que me permite coger aire y notar ese calor. Calor de hogar, de equilibrio y de justicia. Un día en el calendario apenas es nada cuando lo importante se tiene siempre.


2 comentarios:

Yomisma dijo...

:)
de verdad me alegro! ;)

Soñadora Empedernida dijo...

Muchas gracias, Celia :)