A veces la vida depende de una transfusión de sangre. Es curioso cómo pueden separar la vida de la muerta apenas unos latidos que no dependen de nosotros. Cómo alguien presta ese preciado líquido carmesí para que otra vida siga adelante. Cómo la salva, permitiendo que su corazón siga bombeando gotas de existencia.
Pero, ¿qué ocurre cuando no sólo de sangre se alimenta el corazón? ¿Por qué no pueden condensarse en milímetros cúbicos las fuerzas, las ganas, el aguante? Quiero dárselo todo igual que me lo dieron ellos a mí. Pienso en que ojalá la sangre lo arreglara todo, y no sólo la falta de vida, porque iba a dársela toda. Quiero librarme de la piel, del corazón, de cualquier cosa que esté en mi ser y dependa de mí. Porque todo lo que dependa de mí quiero dárselo. Incluso las lágrimas que ya ninguno tenemos; para que puedan desahogarse y, al menos por el efímero instante de calma que sigue al llanto, sean libres.
Quiero quedarme vacía, con las rodillas clavadas en el suelo, jadeante, al borde de la expiración si así puedo salvarlos. Quiero salvarlos. Quiero salvarlos porque ahora sé que esto no va a parar nunca. Sé que va a caminar con nosotros de la mano como una de esas realidades intrínsecas que nos llenan de sombras y nos clavan las uñas en el alma. Por eso quiero que se salven, que esto siga pero ellos se salven, y así ya no habrá lugar para mis gritos cuestionándome la injusticia o el equilibrio. Si ellos están fuera, me dará igual.
Cuando algo así sigue ocurriendo, el resto de problemas pierden importancia. Cuando una y otra vez acosa esta realidad dolorosa y tan constante, las pequeñas preocupaciones se me antojan apenas rasguños, arañazos inconscientes. Ojalá esto dependiera de una transfusión de sangre. De un mero intercambio de glóbulos rojos y plasma.
Así intentaría al menos curaros las heridas desde mis venas, e iría remitiendo este frío en mis costillas. Frío que grita vuestros brazos, fuertes o débiles, abrazándome, siendo parte de mí y recordándome el concepto. Lo que significa, a pesar de todo el daño y los recuerdos manchados, a pesar de los pinchazos de angustia y los momentos de pánico. Recordándome lo que significa la sangre. Algo tan cotidiano y tan vital como la sangre.
1 comentario:
Siento mucho que te sientas impotente, Soñadora. Es horrible querer hacer algo por la gente que queremos y no poder. Sé lo que es eso... y es horrible.
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