Con los ojos llenos de lágrimas coge una aguja ya hilvanada y comienza a dar puntadas en un trozo de tela trémulo, guiado por sus manos. En su mirada veo el dolor de su espalda.
- La vida es coser una a una las decepciones. ¿Cómo no se dan cuenta?
Sigue cosiendo sin ningún tipo de patrón, enajenada.
- ¿Cómo no se dan cuenta...?
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