miércoles, 5 de noviembre de 2014

"Familia Unida"

Con letras en azul y rojo, sus letreros pueden verse en todo Madrid. También en el centro de Getafe. Fue el típico establecimiento que en su apertura pasó desapercibido, hasta que colocaron un plasma en el escaparate e iban pasando anuncios que invitaban a la gente a frenar su paso ajetreado y observarlos para ver qué era eso. Entonces sus miradas subían hacia el letrero y leían:

"Familia Unida"

Conforme pasaron las semanas y los meses el interior de aquel local se fue llenando de crucifijos y promesas de salvación mientras por el plasma desfilaban pequeñas piezas acerca de un padre que tiene que sacrificar a su hijo para salvar a doscientas personas, asemejándolo al mesías, e incluso letreros que ofrecían exorcismos. Todo basado en la fe, y en la creencia en la importancia de la familia. A pesar de que a veces un hombre deba sacrificar a sus propios hijos.

Hoy mientras pasaba por delante, como siempre que tengo que ir a la universidad, ha sonado en mis oídos You are not alone in this, y seguía Timshel, y su letra me hablaba de una madre y sus hijos, de hermanos, de la muerte y de una realidad amarga que justo en ese momento se me ha antojado inamovible. Ya más tarde, sentada en mi escritorio, he sentido de nuevo esa garra helada que antaño me desorientaba y que ahora apenas vuelve a mí. Pero hoy ha vuelto.

No siempre acude cuando flaqueo pero en otras ocasiones sí, y me va agitando, hasta que explota en mis ojos y se desborda. Después de eso, calma y silencio.

Ha vuelto esa soledad triste que inconscientemente asocio a la familia, y con ese pulso inquieto y denso en el pecho, tecleando amarga y con las manos trémulas, me he preguntado si los que iniciaron ese negocio sacacuartos de Familia Unidad sabrán de verdad lo que es la familia. Si aquellos que sacan beneficios manipulando la fe de la gente mientras se les llena la boca de promesas y deberes que hay que cumplir han sentido alguna vez ese vínculo invisible que perdura aún cuando se sienten las manos más frías y el corazón más cansando. Aún cuando no queremos. Aún cuando tenemos ganas de poco, excepto de dormir y no despertar hasta el día siguiente.

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