Si se husmea en la cocina, pueden verse una taza y un vaso de cristal con restos de café y chocolate en los puntos del objeto donde se han apoyado los labios para beber ese rico líquido como desayuno tardío. Lazos de chocolate, al parecer, han sido el objeto del crimen. Se puede seguir caminando.
Tras afrontar el pasillo, un par de cajas de pizza vacías y un portátil a medio cargar encima de la mesita atestiguan que alguien ha comido mientras veía una serie. Dos personas, de nuevo, al parecer. Entre los restos de esos víveres, folletos de Irlanda. Parece que alguien va a hacer un viaje.
Avanzando un poco más en espacio y un poco hacia atrás en tiempo, la primera habitación que queda a la izquierda desvela dos cuerpos desnudos que se quieren entre las sábanas empapadas de sudor tras la noche de calor y trajín semiinconsciente.
"Desnúdate", ha dicho una voz minutos antes.
La ropa por el suelo, una mochila, botellas de agua ya recalentada, y algunas cajas de cartón son parte de los objetos que pueden registrarse a la luz del sol que se cuela por la ventana, con la persiana casi cerrada por completo.
El resto puede que escape a una primera percepción.
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