Los "recuerdos" que sacan a flote las redes sociales sólo subrayan lo absurdas que son. Los más rebeldes negamos su peso pero en muchas ocasiones caemos en el abismo de darles más importancia que a la vida real. Cuando nadie puede alimentar un pensamiento, acudimos a ellas. Y a mí me abruma tanta foto que no sirve para nada, tanta palabra escrita, tanta palabra ajena que acaba pareciendo tuya, tantos amigos que nunca lo serán, tantos buenosdías con fotos que han quedado atrás y tantas ganas de darle al botón de Borrar, de seguir desetiquetándome de fotos hasta que no queden más, de eliminar esa parte de mí. Que no soy yo, ni nunca lo fui, sino solamente una parte que los demás creen que pueden ver.
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