- Es curioso, pero me di cuenta de que todas las personas de las que me despedí el sábado... -me dice.
- ¿Se despidieron de ti como si fueran a verte al día siguiente? Lo pensé.
Él asiente, entre bocado y bocado de tarta de chocolate.
- Es mejor así -le digo-. Además, ¿qué es una despedida? Tampoco es para hacer nada especial. Simplemente es decirle adiós a esa persona, y esperar...
Y por eso lo abrazo después, con fuerza, como siempre, dejando que mi cabeza encaje debajo de su cuello y fingiendo -sin fingir- que voy a verlo mañana, que vamos a tomarnos unas cañas, o ir al cine de verano, o beber ginebra en mi sofá destrozado mientras vemos fotografías de hace años y no paramos de reír o que vamos a seguir devorando series como lo hicimos con Unbreakable Kimmy Schmidt. Obviando el hecho de que no sabemos si volveremos a vivir en la misma ciudad, pero asumiendo, porque a veces estas cosas simplemente se saben, que sea como sea volveremos a encontrarnos.
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