The opposite of war isn't peace. It's creation.
(Jonathan Larson)*
Desde hace más de una década, siempre que alguien me hace daño pienso en escribir. No obstante, con el paso de los años mis motivos han cambiado.
Hace tiempo, cada vez que alguien me hacía daño vertía mis lágrimas mientras tecleaba o arañaba el papel sin fin. En la mayoría de las veces era injusta conmigo, y sobredimensionaba la situación añadiéndole palabras de drama. Era mi desahogo más visceral.
Algunos años después, mi sufrimiento se volvió más frío, en parte lo cambié por la ira, y entonces el drama se convirtió en un afilado cuchillo con el que creía que diseccionaba a aquellos que me habían causado dolor. Tenía un componente de arrogancia, pero también de peligrosidad. Las palabras son mi arma y mi herramienta, siempre lo van a ser mientras siga teniendo consciencia, y sé perfectamente hasta qué punto puedo llegar con ellas. Soy capaz de tornarlas hierro candente en un par de segundos. Entonces era mi forma de aliviar el dolor profundo.
Sin embargo, últimamente -y entiéndase últimamente por hace más de dos o tres años-, cada vez que me siento herida por las acciones de otra persona, que escapan a mi control, pienso en escribir como catarsis. No me obceco en escribir sobre alguien o sobre mi sufrimiento, sino en crear. Simplemente crear como forma de purificar todas esas turbulencias que otros me han provocado. Pienso en otros personajes, en todos aquellos que se gestan dentro de mí, e insuflándoles vida poco a poco voy alcanzando una calma necesaria que me cura y me devuelve a la normalidad.
Cada vez que alguien me hace daño, pienso en escribir como vehículo para salir adelante. En la creación como forma de recuperar mi propio equilibrio. Si se me pasa por la cabeza la idea de desahogo o venganza, enseguida la desestimo porque me parece tiempo perdido de poder crear otras vidas, otros mundos, que tal vez alguna vez le hagan bien a alguien. Aparte de a mí misma. Entre la amargura o la invención, me quedo siempre con lo segundo.
*(Lo opuesto a la guerra no es la paz. Es la creación)