¿De dónde viene esa costumbre de volcar nuestras inseguridades en otro sólo para no enfrentarlas? Cada vez que algún golpe que no me pertenece me erosiona, intento concentrarme en las cosas buenas, pero, a pesar de ello, mi espíritu queda impregnado de una fina película de decepción. De todas formas, al mismo tiempo que no quiero dejarme llevar por ninguna rabieta volcánica, procuro que cada paso cuente, y supongo que ese silencioso desencanto no hace más que dotarme de información adicional.
Nunca dejas de aprender, ni de conocer a las personas.
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