- ¿Duermes esta noche conmigo? -le pregunto.
- Por supuesto.
Hay algo en el amor que siempre me he sentido incapaz de comprender. Existe un punto en el que sólo he estado cuando me he enamorado y que ha disipado en parte mi cordura porque me he entregado por completo a ese sentimiento animal. Pero si algo he podido aprender de mis fracasos es a eliminar acepciones de mi definición personal de esta emoción, y ahora sé que en ella no tienen cabida palabras como celos, posesión, desconfianza o control. Cargo con mis historias pasadas a la espaldas pero no quiero que perjudiquen a nadie; quiero que me vertebren para que nadie a mi lado tenga que pasar por todo aquello negativo por lo que me hicieron pasar a mí.
Miro a A. Es él, sé que es él, y tenerlo claro es como si entrara luz por una ventana que ha permanecido años tapiada.
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