Creo que ya es la hora.
La hora de que tú y yo nos sentemos a hablar de una jodida vez. Sí, mírame, no me vuelvas la cara como haces siempre. Como siempre me dueles y me dejas a solas con mis pensamientos punzantes. ¿Me escuchas? Quiero que nos digamos todas las verdades aunque acaben mordiendo, al fin y al cabo es lo único que te pido directamente cuando en verdad te debería mandar a tomar viento, ¿no te parece?
No sé si tú tendrás temor pero yo, ahora mismo, estoy muerta de miedo. He decidido enfrentarme a ti, sí, pero eso no quita que se me anude la garganta. Aunque, qué coño, quiero que me tengas delante, a ver si así te atreves a meterte en mi alma y turbarme otra vez, arrasando las ilusiones a tu paso. ¿Vas a atreverte o quizás huyas de mí como intento yo en vano contigo?
No es justo, al menos eso creo. Sigues presente en mí cuando menos te necesito, cuando haces falta pero tu arrogante mirada se me hace insoportable. Déjame de una vez, déjame. Quiero evitar tus envenenadas caricias en mi espalda, recorriendo mi columna, la línea de mi existencia. Que tu risa no vuelva a mezclarse con mis lágrimas, jamás. Expulsarte siempre, siempre, siempre. No necesitar volver a pronunciar la palabra siempre refiriéndome a ti.
Porque, ¿sabes?, no sé cómo puedo odiarte. Y amarte, a partes iguales. Odiarte porque sé que tienes razón, que me asaltas cuando bajo mis defensas, aprovechándote. Te tengo rencor, ¿para qué esconderlo? Es la puta verdad. Y ya he dicho que hoy sólo quiero verdades. Y una de ellas es que te odio por cierta, por dolerme, por amarte. Amarte porque son tus gestos y tu trato lo que me hace levantar la cabeza y seguir adelante, al darme cuenta de que tus provocaciones no superan las ganas que tengo yo de superarte a ti.
Mírame, deja que vea tus ojos. ¿Son lágrimas o es el reflejo de las mías? Cada vez que nos encontramos acabamos igual, atrayéndonos de un modo incomprensible y que hace arder mi calma, mis sueños. Escúchame, pues es a ti a quien me dirijo.
Quiero que me hables aunque duelas.
Háblame, Frustración, dime por qué me llevas con dulzura de la mano para acabar clavándome las uñas.
4 comentarios:
Porque Mrs. Dulzura nunca dejó de ser aquella gatita que vislumbraste en medio de tanta negrura espesa.
Cada día más malhablada!
=P
Que decir...
Puf!
Escribes tan biien....que yo creo que serías una buena escritora y si quisieras pordrías vender no sé cuantos libros =)
Ya sabes que cuando quieras me corriges todo, soy demasiado patosa u_____U
Nadie sabe que estoy aqui escribiendote esto, he gorroneado el portátil de my sister y eso...
Un beso.
¿Y este cambio estético tan brusco en el blog? =0
A veces me dan ganas de darle las gracias a la Srta Zel por el banner, aunque no sea para mí ni tenga nada que ver conmigo xD
De verdad, qué toque más tuyo tiene el joío, nunca imaginé que no lo hubieses hecho tú!
Y los colores, y todo...
Parece más ordenado, más limpio, más equilibrado. Como si hubieras añadido estabilidad a tu alma y se la hubieses transferido así al blog O_O
¿Sabes que mi blog anterior al que tengo ahora era prácticamente igual que el tuyo antes de que lo cambiaras? xD Sólo que lo que tú tenías en lila yo lo tenía en rojo. Por lo demás, igual xD
Por eso me hizo ilusión -en parte- descubrirte, ñah xD
Y en fin. Que estoy segura de que no tardaré en acostumbrarme a esta estética por mucho tiempo que lleve visualizando la otra ^^
Un beso!
=*
Publicar un comentario