sábado, 23 de agosto de 2008

-¿Y si es verdad eso que dicen?
-Jo, ¿el qué? ¿Qué rollo me vas a soltar ahora?
-Todo eso... Que se van a acabar las nubes, ya sabes. Que dentro de poco estaremos tan preocupados por cosas dispares que se nos van a astillar las ganas de aire fresco. Justo debajo de la piel.
-Ya empezamos...
-Atiéndeme, de veras. ¿No te acongoja? Imagínate. No volveremos a ver amanecer en nuestras mentes, ni nos llenaremos los ojos con la imagen del otro porque estaremos pensando en la lista de cosas por hacer que nos espera colgada en la nevera.
-¿Por qué dices eso? Me estás asustando.
-Yo sí que tengo miedo... ¿Y si me olvido de mis manos, de las formas que pueden crear, de todo lo que han tocado y desean tocar en este momento? No quiero que se me atrofien las alas porque se me ha olvidado cómo echar a volar. Ahora estoy bien. Pero, ¿luego?
-¿Luego qué?
-En eso consiste, ¿no? Crecer. Ya sabes... Hacerse mayor. La gente que habla de lo que perdió al cruzar la línea es tachada de amargada, solamente porque no desechan sus recuerdos. Quiero que todo esto que contemplamos, nuestro camino, tus ojos, tú, siga siendo. Sin más. No quiero que sean recuerdos. Así que... ¿Por qué sonríes? ¿Te hace gracia?
-Somos niños... Deberías saberlo.
-Claro que lo sé. Pero tengo miedo.
-Mírame. Míranos. Mientras nos quede algo de esta magia que veo reflejada en tu mirada porque brilla en la mía no debemos temer. ¿Crecer? Claro que sí. Pero no tenemos que dejar de ser un par de locos que no quieren soltarse de la mano.
-Quizá tengas razón... Pero hay tanto caos últimamente que no sé...
-Sonríe. Vamos, sonríe para mí.
-Espera.
-¿Qué?
-Te quiero.





(20·o8·o8)

1 comentario:

Yonseca dijo...

Podías haber hecho este post tres días atrás: por aquel entonces me estaba tomando un café de Colombia con posos en la Expo.

Así no me habría hecho falta gastar 3 sobres de azúcar :]

Un abrazo, Soñadora.