martes, 14 de febrero de 2012

No te intentes engañar; recuerdo cada fecha.

Las que debería recordar, y también las que no. Las no celebradas, las que se quedaron en mi pecho como un grito a media voz. Las lágrimas de después y las sonrisas que quitaban peso a esos malos días. Me dijiste cuando ya habían pasado cuarenta y un meses, cuarenta y una fechas, que la recordabas... ¿Tuvo que agotarse el amor para que la recordaras? ¿O debí creerte?

No seáis ingenuos. No esperéis a nada y no temáis dejaros llevar. Tampoco agobiéis ni forcéis las situaciones llegando al ridículo que más desacredita. Nunca penséis que no vais a volver a ser besados, porque siempre va a haber unos labios que os inciten a devolverles el beso. Hazlo cuando se deba hacer, no cuando sientas la garra del miedo apretando tu estómago. Pide consejos, pero no los sigas como si tu corazón fuera del que te los da. Actúa sin dudarlo pero con cuidado, procurando no lastimar a ningún amigo por mucho que las más primitivas necesidades te calienten la piel. Y sobre todo: demostrad que amáis. Lee lo que escriba, mira las fotos que haga para ti, aprecia sus esfuerzos, no subestimes sus capacidades, no pierdas de vista el detallismo, escúchale por mucha que te cueste, que no te pueda nunca la pereza. Hacedlo a tiempo, es importante. Algunas carencias son incurables, y cuando el amor flaquea se lanzan sobre su víctima, voraces, infectando la herida.

1 comentario:

yume dijo...

Simplemente me encanta