Una calada pausada a su cigarrillo. El carmín mancha el filtro. Comienza a hablar.
- Quiero que sepas que al menos me hiciste escribir buenos textos. Y te lo agradezco. Que he hecho el amor con otros hombres encima de la manta que me regalaste, y debajo de ella. He dicho te quiero a pupilas que no eran las tuyas y lo más importante es que eran palabras sinceras. He descubierto que Janis Joplin tenía razón y que el mundo no acababa en Detroit como tú decías, que podía acabar, si se quería, en Katmandú. Que el sexo en pareja está sobrevalorado a medias, porque tú fuiste pésimo pero es mucho más bonito hacerlo con alguien a quien amas. El tiempo nos ha cambiado a los dos y yo he preferido seguir adelante, aunque no haya podido dejar esta mierda del tabaco. Que las lamentaciones de poco sirven, y que al cine también se puede ir con amigos o con la familia. O no ir: ya habrá días en los que se pueda ir mejor acompañado. La paciencia, mi ingenuo y antiguo amor, es la mejor aliada en estos casos.
- ¿Ya has terminado?
Otra calada.
- ¿Terminar? ¿Qué dices? Espero que esto no haya hecho más que empezar.
1 comentario:
Me imagino a Greta Garbo recitando el monólogo mientras agita sus pestañas larguísimas y mira de reojo a un hombre trajeado y con sombrero. Muy pero que muy guay.
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