martes, 19 de enero de 2016

My -intense- blue monday.

24 horas sintiéndome una extraña en el mismo cuerpo. 24 pares de ojos que se arremolinan a mi alrededor para darme la certeza de que son todos ellos los que siguen siendo mi faro, pase lo que pase y sean mis circunstancias las que sean. 24 suspiros mediante los que echo de menos mi otra ciudad, mi otra porción de vida, mi Zaragoza bonita que es el símbolo más vivo de que tener el corazón dividido no es una imperfección, sino la posibilidad de sentir el doble. Más de 24 risas, y más de 24 sonrisas.

Y, sobre todo, más de 24 veces volvería atrás y sería exactamente la misma. 24 horas, ayer y todos los días, para estar orgullosa de quién soy y de mis pasos, y para seguir luchando por que ese sentimiento nunca desaparezca.




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