Estoy reflexionando mucho estos días sobre las personas que viven ancladas al pasado y dirigen sus energías en direcciones equivocadas. Soy consciente de que todo forma parte del aprendizaje de cada uno, pero desperdiciar cada oportunidad de crecimiento no deja de ser una manera cobarde de no avanzar. Elegir la rabia para seguir evitando mirarse en el espejo es el camino directo a la amargura, autoinfligida y tristemente contagiada a los que te rodean.
Pero es lo de siempre, aquí siempre ha de primar la supervivencia. Así que lo mejor es hacerse a un lado y no librar batallas que, llanamente, no existen. Con estas cosas siempre me viene a la cabeza June Fernández y su prestado pero contundente:
"Nuestra venganza es ser felices".
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