Sonido amortiguado que caracteriza a los aeropuertos. Tal vez por el cúmulo de sentimientos que se amontonan en tal recinto, que se van, que vuelven, una sonrisa y un corazón roto, la voz que anuncia que está más cerca tu camino, o tu condena, las prisas, las ganas, el ajetreo, el olor a maleta cerrada... Caminan de la mano pero no hablan entre ellos; ahora es momento para conversar con sus almas y calmarlas con palabras de aliento. Están como perdidos, pero ambos saben que el problema es que los dos están demasiado decididos. De repente, él detiene su paso y la contempla un instante. Sonríe como le enseñó ella.
-Te quiero desde el 2008-le dice. Y la deja perpleja.
-¿Desde el 2008?
-Sí... Por entonces tú eras una niña asustada que creía que la perseguían para matarla y yo tenía más miedo aún porque acababa de empezar a trabajar.
-Ah... Qué vergüenza. Cómo me perdí. Y cómo me llevaste de nuevo al campamento. Te juro que pensaba que iban a matarme-. Y aún parece arrepentida de haberse comportado así.
-Lo sé, lo sé.
-Y tú el forestal que se convirtió en un héroe, ¿no? -Ahora ella sonríe.- No ha pasado tanto tiempo.
-No, días no. Sin embargo parece que llevamos toda una vida juntos y qué poco me basta...
La abraza y ella apoya la cabeza en su pecho aspirando lentamente su perfume. Sigue siendo una niña que se ha perdido. Permanecen inmóviles hasta que una voz les sobresalta y les devuelve a la realidad. La megafonía. Alguien tiene que coger un avión.
Él se la queda mirando como suplicándole algo, bordando las palabras en los suspiros que se alejan de la mano de ese abrazo. Los ojos de ella titilan.
-Cógelo, date prisa. No lo pierdas, ¿eh?-le dice con voz quebrada.- Y vuelve pronto-añade.
Lo besa suavemente en los labios y él nota el sabor salado de las lágrimas; no obstante, piensa que son las más dulces que ha saboreado nunca. Agarra su maleta llena de olores y echa a andar con la mirada en ella, que lo espera, en la puerta de embarque, sonriendo de esa manera tan suya. Como la primera vez que se vieron, toda una vida atrás demasiado corta...
-Te quiero desde el 2008-le dice. Y la deja perpleja.
-¿Desde el 2008?
-Sí... Por entonces tú eras una niña asustada que creía que la perseguían para matarla y yo tenía más miedo aún porque acababa de empezar a trabajar.
-Ah... Qué vergüenza. Cómo me perdí. Y cómo me llevaste de nuevo al campamento. Te juro que pensaba que iban a matarme-. Y aún parece arrepentida de haberse comportado así.
-Lo sé, lo sé.
-Y tú el forestal que se convirtió en un héroe, ¿no? -Ahora ella sonríe.- No ha pasado tanto tiempo.
-No, días no. Sin embargo parece que llevamos toda una vida juntos y qué poco me basta...
La abraza y ella apoya la cabeza en su pecho aspirando lentamente su perfume. Sigue siendo una niña que se ha perdido. Permanecen inmóviles hasta que una voz les sobresalta y les devuelve a la realidad. La megafonía. Alguien tiene que coger un avión.
Él se la queda mirando como suplicándole algo, bordando las palabras en los suspiros que se alejan de la mano de ese abrazo. Los ojos de ella titilan.
-Cógelo, date prisa. No lo pierdas, ¿eh?-le dice con voz quebrada.- Y vuelve pronto-añade.
Lo besa suavemente en los labios y él nota el sabor salado de las lágrimas; no obstante, piensa que son las más dulces que ha saboreado nunca. Agarra su maleta llena de olores y echa a andar con la mirada en ella, que lo espera, en la puerta de embarque, sonriendo de esa manera tan suya. Como la primera vez que se vieron, toda una vida atrás demasiado corta...
3 comentarios:
Muy bonito :)
¿Te acuerdas de lo que te dije acerca del azúcar en el café con posos de la Expo?
Ídem. Pero con 2 cortados descafeinados y 3 vasos de cola-cao del pryca en casa que me he tomado hoy
:]
Respecto a estos dos textos que me habia perdido, muy bonitos ambos
*-*
Me encanta especialmente el anterior ^^
Besazos pequeñuela*
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