miércoles, 9 de mayo de 2018

Epitafio.

Yo podría llevar mi mejor traje de chaqueta. Uno de los mejores; creo que tendría varios. Uno de esos que una se pone, supongo, si tiene una reunión importante y siente que tiene que afianzar su poder delante de sus compañeros de equipo. Barato, pero elegante y resultón.

Yo misma podría elegir las flores; de colores oscuros, dispuestas de manera más o menos uniforme. A juego con las colinas verdes donde sería la ceremonia, donde impactaría el sol de media tarde, cuando es otoño y la luz se vuelve naranja, y comienza a hacer frío.

Redactar la lista de invitados sería difícil. Ni siquiera sé si los podría llamar así. Preferiría que la noticia se expandiera por diferentes medios, y que todo aquel que se sintiera llamado a venir lo hiciera, para estar conmigo y con la ocasión. Imagino que, del otro lado, vendrían también todos aquellos que lo intentaron con resultados oscuros, y matan su tiempo muertos observando a los que siguen empecinados en llegar a un lugar que no existe. Podrían venir, todos ellos, y acompañarme, aprobaran o no mi decisión. También los que en esta vida lo han conseguido y se sienten satisfechos, aunque sea a ratos cortos, para demostrar que no todo son trajes de chaqueta y oficinas de luces blancas y sin aliento.

Yo, pálida, me miraría las yemas de los dedos y creería ver en todas ellas pinchazos morados, la carne casi en gangrena, la huella de una adicción pasada y, aunque vencida, grabada en mi piel para siempre.

Nadie se atrevería a iniciar la marcha, así que lo haría yo, puede que con una flor entre las manos y con una mueca de tranquilidad en el rostro. Subiría la colina, con mis tacones perfectos, intentando transmitir a los demás que me siguieran sin miedo. Llegaría a lo alto, lenta pero segura, y podría depositar la flor en la lápida, la primera de muchas.

Los demás se acercarían, para apoyarme o para fisgonear, no importa, y en el epitafio se podría leer:

Aquí descansan mis ganas de intentarlo,
mis ganas de pensar que puedo hacerlo,
mis ganas de escribir para sentirme libre.

5 comentarios:

Hombrequepinchaheces dijo...

Patético

Anónimo dijo...

Señor ñordoso, usted sí que es patético dedicándose a pinchar cacas. Dedíquese a su oficio y deje a la gente que tiene talento que escriba lo que le salga del coñaco, y si le pica pos se jode y se va a tomar por culo un ratete. Haga caso de este sabio consejo y no moleste más, todxs se lo agradeceremos de corazón

Anónimo dijo...

Patético es tu nick, aunque supongo que realista. Siga con sus heces que seguro es lo que mejor se le da en esta vida

Jorge dijo...

A veces he intentado eso de "vivir otras vidas a través de la lectura" o incluso de la escritura. La vida hay que vivirla, lo demás son fruslerías.

P.D.: Como está el patio.

Soñadora Empedernida dijo...

Jorge, me gusta mucho tu comentario porque trae a colación algo fundamental que en este hilo de comentarios/impresiones puede estudiarse con facilidad: la vida hay que vivirla, como tú bien dices, y hay personas que todavía no lo han aprendido.

Gracias por comentar :)

Y gracias a la gente espontánea y bonita que sigue por aquí y que me saca más de una carcajada en el buen sentido.