lunes, 14 de mayo de 2018

Lunes.

El otro día nos nombraron como ejemplo de relación sana y bonita. Dados todos los obstáculos que he tenido que saltar hasta hace poco, escuchar algo así se me hace extraño, pero me hizo sentir muy feliz, sobre todo de poder correr a contártelo, estando tú a apenas dos metros de mí en ese momento. Es una de esas cosas que creo que no ves si nadie te lo dice, porque hasta que no lo escuchas de otra persona no eres capaz de salirte fuera y reflexionarlo. Y yo pensé en que puede que sea verdad, porque apenas nos enfadamos, porque antes de enfadarnos nos entristecemos por la mínima posibilidad de enfadarnos, y pensé en tus ojos cuando estamos en uno de esos días de "¿Qué hacemos ahora?" y los recordé limpios, sin reproches, sin ira, sin rencores, sin celos y sin ganas de hacerme daño. No sé si recuerdo unos ojos tan puros, tan limpios, mirándome angustiados pero empecinados en mejorar aquello que no nos hace sentir bien.

Aprieto el paso para seguir el tuyo; siempre caminas muy deprisa, lo tienes interiorizado por la costumbre. Pero me agarro a ti y casi voy dando saltitos mientras doblamos la esquina y acudimos a la música que viene de Matadero, y yo te vislumbro entre las luces naranjas del final de la tarde. ¿Conocéis esa sensación de sentirte afortunado por estar con la persona que tienes al lado? Ojalá que sí. Es una de las emociones más bonitas que pueden sentirse nunca.


No hay comentarios: