martes, 5 de febrero de 2008

Es tener la certeza de que todos lo saben pero nadie quiere admitirlo. Es silencio envenenado de miradas y de encogimientos de corazón cuando percibes una puerta que se entorna o un pestañeo que impulsa a una lágrima a mezclarse con las sales de tu piel. Cruzar los dedos al tiempo que escuchas que alguien se acerca. No sabes qué desear: si palabras que alivien esa desazón que te carcome o que el silencio siga reinando y no arriesgrase a que los gritos rasguen la tranquilidad aparente de la noche. No cerrar los ojos. Ni darle oportunidad a los cabellos de tu nuca de relajarse.

Procurar que la ponzoña del silencio no afecte demasiado a tu alma. Pues la tensión sigue ahí, aguardándote en cada esquina del pasillo en penumbra, con dientes afilados y sonrisa maliciosa. Sabe que la temes y se aprovecha de ello.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De Woody Allen hace que Nueva York sea un personaje más de la obra. Has personificado una sensación.

A veces, me da la sensación de que escribes de dentro hacia fuera. Me gusta poder leer un texto y sacar algo nuevo en cada lectura.

He tenido la sensación, como decía antes, de escuchar o sentir mejor dicho, un corazón bombear.


salu2

Yonseca dijo...

Se te echaba de menos, eh?
Dicen que si lo que vas a decir no es más bello que el silencio, no lo digas...

Saludooos !

Yuki Ashura dijo...

A mí que me expliquen para qué sirve ese sentimiento si te impide mantener la lucidez, y la compostura.

Yonseca dijo...

Mil gracias por tu ánimos, Soñadora. Has conseguido sacarme una sonrisa :)

Por cierto, te respondí a lo de las Creative Commons en mi blog, no me di cuenta >.<

Por cierto, hice una historieta que tengo por ahí... que te pareció?


Millones de gracias otra vez. Te debo unos ánimos.

Un abrazo, Soñadora