jueves, 12 de julio de 2007

Siento que tengo que escribir.


Es extraño, pero una tristeza diferente a la común me arropa en estos momentos. La tristeza que va unida a unos labios enlazados con el silencio, a una mirada vacía y vidriosa en la que me veo reflejada cuando me enfrento al espejo, a un sentimiento contradictorio que oprime lo que tal vez hace un tiempo fue ilusión.

Ella me arropa, con una frialdad que, a su vez, me transmite un calor desconocido.

Pero no la necesito. No quiero necesitarla. Hoy, no. Ni mañana ni los días que empiecen por la I de inquietud.

Necesito que me arropes tú.




Y cierro los ojos mientras la música suena. Esta canción me da realmente miedo. Me posee y me gusta. Se apodera de mí y yo, ausente de caricias, me dejo ir con ella.

Secuéstrame.
Agárrame.
Espíame.
Condúceme.
Explórame.
Aúllame.
Sonríeme.
Muérdeme.
Recórreme.
Estúdiame.
Grítame.
...Quiéreme.



Porque hoy es un día de esos en los que no hablo yo, sino mi imaginación desbordada.


miércoles, 11 de julio de 2007

En verdad tenía una mirada bastante peculiar, si lo pienso ahora, más... detenidamente.

Sí.
Quizás su rostro no me dijo nada en un principio. Pero sus ojos... Sus ojos se convirtieron en un torbellino de sensaciones en cuanto rozaron mis inquietas pupilas. Y me da vergüenza admitirlo. Pero lo hago. Porque, aunque quiera creer que no, creo que me enamoré de aquella chica nada más toparme con sus almendrados ojos.
¿Loco? ¿Extraño? ¿Exagerado?
Quizá.

Pero sé que la amo. Amo esa mirada y, por ello, la resignación que usurpó mi cuerpo durante tanto tiempo se ha disipado, siendo yo capaz de amarla a ella tan solo guiándome por la fuerza que me transmitió en ese momento.

Y duele.
Duele no poder volver a verla. No saber su nombre, ni sus apellidos. No saber si le gusta el café solo como a mí o lo prefiere con leche y azúcar; si le asusta la lluvia o disfruta viéndola, sintiéndola; si su piel tocó otras pieles antes de que yo la viera; si sería capaz de amarme... como yo la amo a ella.
Me duele no poder sumergirme en esa mirada de nuevo.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué ella? ¿O ese lugar? ¿O ese sentimiento? ¿Por qué no repulsa o vulgar atracción?
Y es que... ¿amor?
Esa palabra huyó de mí el mismo día de mi nacimiento. No puede volver a deambular por mi alma. ¡No! No puedo permitirlo.
Pero quiero.
Oh, sí. Quiero que me recorra como una descarga eléctrica que me haga resurgir. Y gritar que estoy vivo. Que siento, padezco, sueño.
Que amo.
Que la amo a ella.

Pero, ahora, me es imposible divagar en otras circunstancias que no incluyan a aquella joven.
Hasta la palabra Ella ha cambiado para mí. Me siento tan raro. Tan parecido a los demás...

Pero no me importa. ¿Sabéis por qué?

Porque algún día, niña de ojos negros, mi mirada y la tuya volverán a tocarse. Y entonces ella se engarzará cual piedra preciosa en mi monotonía, cambiándola para siempre.







[Algo espontáneo, aderezado con mi inquietante debilidad por las miradas]

lunes, 9 de julio de 2007

Mi Internet falla. Es más, no hace acto de presencia. Y eso, según lo que me dice la experiencia, es malo. Malo porque me da más tiempo que desecho pensando.
Pensando…
Más bien, buceando entre los recuerdos que aún conservo frescos, ardiendo con una plenitud que me asusta.
Y, sí, es malo. Porque los que me vienen a la mente en estos momentos, cuando mi ánimo anda rozando el suelo y mi sonrisa se ha marchado para tener libertad, son de aquéllos que me hacen estremecer de tristeza. Y me repiten, escupiéndome una a una las palabras, las imágenes, lo sentimientos pasados, que esa vida fue mía. Es mía. Y que la rutina va a seguir cabalgándola hasta que ya no me queden fuerzas para espirar.

Hoy, incapaz de escribir algo que siga la línea de lo escrito anteriormente, ya que mis Musas siguen en algún lugar recóndito, ignorándome; escribiré una reflexión que, como tantas otras que ya no serán recordadas ni siquiera por mi subconsciente, será tragada por el viento, hasta sólo dejar un rastro de melancolía grabado en mi piel a fuego.

Odio los días como hoy. No los soporto. No… Se me hace imposible cambiar mi expresión y dedicar unas frases a algún cuerpo que no sea el mío.
Quizás para tener presente que la tristeza se me apodera en cuanto bajo la guardia.
Quizás porque no tengo nada mejor que hacer y el egocentrismo que desprendo me quiere gobernar un día más.
Los odio porque, a pesar de que el día haya nacido hace poco, estoy segura de que será malo. Luego tal vez no lo sea, lo más seguro, pero ahora se me hace imposible paliar la opresión que tengo en el pecho.
Los odio porque, como ya dije, me abandono al recuerdo y me maneja cual vulgar marioneta. Y en mi mente se suceden decenas de imágenes que me tienen a mí como protagonista. Pero no me gustan. Y, aún así, me encuentro aquí, guiadas por ellas para escribir líneas y líneas sin sentido que a nadie importarán.
Ni siquiera a mí.

Y pienso. Recuerdo. Rememoro. Evoco. Siento.

Me acuerdo de cuando me trataban como una niña y ya no me sentía como tal. Porque empecé a sentir de una forma distinta. Ya no lloraba si me caía y sangraba mi rodilla; lloraba si otras heridas hacían sangrar mi alma.
Y me sentía confusa. Pequeña y confusa. No entendía por qué me estaba sucediendo esto. Por qué no podía hablar con nadie. Por qué mis amigas seguían preocupándose por cosas que habían huido de mí para no volver jamás.
Y quería ser pequeña. Lo era, sí. Pero no lo suficiente para mí. Quería despreocupación, jugar de nuevo en la arena, no sentir, no padecer, no llorar de dolor.
No.
Quise ser niña aún siéndolo para ojos ajenos.
Porque, ahora pienso, que quizá sí lo era. Lo eran todos. ¿Por qué no iba a serlo yo? Mi cabeza me jugaba malas pasadas. Eso era todo.
Pero me acostumbré y aquí sigo. Con la incertidumbre de qué diantres hubiera ocurrido si hubiera abierto la boca y hubiera contado todo esto. Pero, de nuevo, el miedo impedía que me abriera. Como sigue haciéndolo ahora.
Sólo me deja una válvula de escape para días como hoy, en los que mis dedos bailan extasiados sobre el teclado poniéndole letra a la melodía que desprende el conjunto de esos recuerdos que me atormentan. Me acuchillan. Y no sangro. Pero duelen. Los jodidos duelen.



xxxxx


Escrito cuando aún no tenía conexión.

He de añadir, porque sí, que también odio ser capaz de escribir únicamente cuando estoy triste. Aunque, claro está, siempre hay excepciones.

viernes, 15 de junio de 2007

Cansancio.

Cuando la noche me espesa el entendimiento y mis ojos me susurran, suplicantes, que les dé descanso. Y yo, desafiante, no quiero darles la razón.
Cuando apoyo la cabeza en el respaldo de un vehículo que me lleva al desierto de ninguna parte. Y rememoro las horas anteriores, que deambulan por mi mente sin pagar peaje, abofeteándome hasta provocar ligeras fugas de agua y sal. Y recuerdo, que el tiempo agarró con garra firme ese momento: dos horas para marcharme, dos horas para que te acostumbres a dejar de oír mi risa cansada y apenas un minuto para que mi recuerdo se funda con la niebla que invade ese recodo de tu memoria que evitas exitosamente.
Cuando miro el fondo vacío de la televisión, sin asimilar imágenes, sin escuchar nada. Y me pregunto qué diantres espero aquí sentada, escuchando el ulular del reloj, con la luna a mi espalda negándome su luz, pensando si algún día dejará que me desvanezca en su halo de misterio y soledad.
Cuando me sumerjo en compañeros de papel que me abrigan o me prestan frío. Sin esperar nada a cambio. Cuando los devoro con o sin su consentimientos. Sobretodo, cuando los acabo y el vacío se apodera de un final de un amigo que me pide más.
Cuando mi mirada sigue clavada en la tuya, a pesar de que esta última haya escapado con anhelo hacia otro destino mejor. Sin saber cómo, me encuentro sin ver nada, mirando únicamente tu rostro durante horas que en su tiempo pudieron ser días. Con la cabeza ladeada, mis recuerdos surcan rincón tras rincón ansiando realidad. Y mis párpados caen. Pero no puedo darles victoria. No, aún no. Déjame permanecer atada a ti aunque sólo sea en mi cabeza.

Así, sin descanso. Porque, aunque me tendría que cansar, no lo hace. Sí, mis párpados siguen cerrándose, boicoteándome. Pero los mantengo a raya.
Creyendo que algún día volverás y yo estaré despierta para verte. Verte dos centímetros por encima del suelo y con las tristezas cargadas a la espalda. En un petate lo suficientemente grande para que también las mías quepan.

Cansancio. Cansancio consentido en este último ejemplo. Cansancio vivido, pero sin compartir. Tan solo ahogado en alcohol y pastillas para conciliar un sueño que llegará con el alba de tu regreso.

jueves, 14 de junio de 2007

Se oye un murmullo ambiental.
Y la maldita barra espaciadora no me deja libertad.

Porque sé que vives un tiempo esperando a que esos mismos minutos se consuman. Y cuando, finalmente, las vueltas del reloj se completan, tu sonrisa se congela.
Porque no quieres que se acabe.

Bonita contradicción...

¿Por qué? ¿Por qué este afán de inconformismo con lo que nosotros mismos provocamos?

Resulta curioso que te duela volver la cabeza y echar una mirada atrás; abarcar el camino que has ido labrando apresurado,deseando que se bifurcara y poder elegir por ti mismo. Independencia.

Y,aún así, el dolor te retuerce los recuerdos que forjaste día tras día. Mientras el sol moría para resucitar de nuevo, tú ibas muriendo. Pensando, incluso, ilusamente, que en realidad cada vez vivías más.

No. No...


Y así, como las reflexiones que se van sucediendo en mi mente, breves delirios que serán llevados por el tiempo, al igual que tú... al igual que a mí..., mi mirada escruta incauta el reloj.
Y se da cuenta de que otra vuelta se ha completado.

Porque, ¡sorpresa!, el tiempo se acaba. Y tú no vas a estar siempre aquí para ver cómo lo hace.

viernes, 8 de junio de 2007

Sus pisadas se perdieron entre la maleza que los rodeaba. Paso tras paso, los pies de ambos obedecían un acuerdo tácito, sin saber adónde los dirigían. Pero no les importaba. Caminaban absortos en la atmósfera que los rodeaba, tan desconocida como inverosímil para ellos. Si no lo hubieran tenido en sus narices, hubieran creído que estaban soñando. El pelo de ella se mezclaba con las motas de pólen que se dejaban ver allá donde la espesura de los árboles era atravesada por viles rayos solares, los únicos que les recordaban que aún era de día. Él, por el contrario, seguía sin confíar en aquel paisaje, salvaje y fantástico hasta un punto inimaginable. Así que, receloso, iba pasando su dedo índice por todo aquello que alcanzara la largura de su brazo, de un color que bien se hubiera podido mimetizar con la negra noche. Las ramas de lo que creyeron árboles, a pesar de su magestuosidad, les arañaban el rostro y los brazos, a la vez que conseguían proferir pequeños desgarros en sus ropas occidentales, que tan fuera de lugar andaba por allí. Desde hacía horas oían el seductor susurro de un arroyo, pero prefirieron no apartarse del tortuoso sendero que sus pies seguían con firmeza. De vez en cuando, se miraban a los ojos. Y se veían reflejados en un ambiente tan maravilloso como temerario. Los sonidos de todo animal que allí habitaba, se filtraban por sus oídos hasta llegar a su cerebro donde, dependiendo del sonido, se traducía en una enigmática sonrisa o un nudo en la garganta que les impedía tragar saliva con normalidad. Sin saber cuántas horas llevaban en aquel paraje, vislumbraron lo que parecía el atisbo de una hoguera. Vacilantes pero decididos en parte, encaminaron sus pasos hacia aquel pálpito, con el corazón escalando por sus gargantas con gran estrépito. Cuando llegaron, se pararon en seco. Quisieron seguir adelante, pero les fue imposible. Sus pies hacía rato que habían iniciado un boicot y ahora, agazapados a la hierba y la tierra que acariciaban, se negaban a continuar. Así que ellos, asustados, se buscaron mutuamente con manos temblorosas, y se refugiaron el uno en el otro, dispuestos a que pasara lo que tuviera que ocurrir...
Habían llegado allí impulsados por una fuerza electrizante que poseía sus cuerpos sin piedad. No lo entendieron, ni lo entendendían en ese momento, pero estaban seguros de que había llegado el momento. La naturaleza los envolvía con garras frías, a pesar de que el calor se hiciera notar en el ambiente. Pero, lo que ellos ignoraban y no podían imaginar, era que la propia Madre Natura iba a hacer su aparición esa noche. Lo único que podían sentir era su enfado, sus lágrimas derramandose una a una por encima de sus cabezas, su aliento entrecortado, su miedo a expirar con tanto por hacer...
Pero, ¿cómo iban a saber ellos que algo tan aparentemente subjetivo podría reprocharles lo que no alcanzaban a comprender?

Ellos no lo sabían, pero pronto lo descubrirían. Aunque, lamentablemente, no estoy segura de que pudieran salir vivos de esa selva de fascinación y temor.
Naturaleza, habían oído que se llamaba. Pero allí no había nadie que pudiera confirmárselo. Todo era tan nuevo para ellos, que lo sentían como agua escapándose entre sus dedos. Pero, aún así, sentían que se les había negado lo que no alcanzarían a entender...

viernes, 1 de junio de 2007

Dejaré mi tierra por ti
dejaré mis campos y me iré
lejos de aquí.

Cruzaré llorando el Jardín
y con tus recuerdos partiré
lejos de aquí.

De dia viviré
pensando en tus sonrisas
de noche las estrellas me acompañarán.

Serás como una luz
que alumbre en mi camino
me voy pero te juro que mañana volveré.
[...]



Porque hay veces que lo que tú sientes ya ha sido sentido por otras personas con anterioridad.

martes, 29 de mayo de 2007

Contágiate de mi sonrisa; exprímela, muérdela, hasta quedarte con la última gota de mis exhaustos labios.
Empápate de mi ilusión; moja tu percepción en mi forma de mirar, ahógate en el océano de mis palabras sin sentido, sumérjete en la manera de mantenerme atada a ti.
Enférmate de mi seriedad; esgrime frases capaces de sacarme de ella, pide a gritos que te devuelva a la vida con un efímero e intenso chispazo.
Embriágate de mi cuerpo; recórrelo sin aliento centímetro a centímetro, vaga por mi piel palpitante, suplicando ser arrancada.
Susúrrate mis palabras encendidas en lamentos; chilla en sueños mi nombre y contémplame a tu lado al despertar turbado.
Recuérdate que debes recordarme; quédate con mi figura, con mi paso vacilante perdiéndose entre las brumas de tu subconsciente.

Pero... hazlo ya. Memoriza, memorízame. Porque hoy será el primer día en que mi imagen se convertirá en recuerdo.
Aunque el viento seguirá soplando...

miércoles, 16 de mayo de 2007

Apuré las últimas pinceladas mientras el sudor recorría mi rostro, recordándome que llevaba horas sin moverme del mismo lugar.
La luz era insuficiente, pero yo seguía. Seguía mi estómago rugiendo y seguía yo mordiéndome el labio inferior, aún enervándome para buscar el punto exacto.
Destrocé con ansiedad los tubos de pintura, los ahogué, les quité vilmente la vida.
Clavé mis desgastadas uñas en los pinceles. Llenos de colores dispares, acabé descoloriéndolos.
Mi mirada seguía fija en el lienzo, atenta a cualquier cambio indeseado, felina.
Por un momento, voló al espejo que adornaba la burda pared.
Y me vi. Sin evitarlo, me vi reflejada en el cristal.
Aparté la mirada y lancé el maletín de madera contra él.
El ruido de los cristales al caer, muriendo en pedazos homicidas, se mezcló con mis carcajadas.
Y seguí pintando.
Con cada pincelada, descargaba sentimientos enterrados en mi subconsciente durante muchas lunas; se agolpaban unos contra otros para ver cuál salía primero. Cuál huía de mí. Pero yo los ignoraba. Ahora, sólo me importaba el lienzo que reposaba en mis narices, burlón, retándome a dejarme la vida si era necesario.
¡No, no, no! Algo le faltaba.
Exasperada, recorrí toda la estancia. ¿El qué? ¿Qué le faltaba?
Me paré en seco cuando me di cuenta y sonreí.
Era tan sencillo...
Me agaché, y la bata rozó el suelo. Cogí un pedazo de cristal.

Y, ahora sí, pinté el toque borgoña que le faltaba a tus labios.
Sonreíste.
Y la sangre se mezcló con mis carcajadas.



[·Delirios espontáneos·]
*Cayo al suelo agotada, deshecha, rendida, con la vista perdida tras esos pasos que creia aun escuchar...*

Allí, mientras el sol brillaba riéndose de ella, dejó los anhelados restos de su infancia guardados bajo la llave de su dolor. Un dolor que había conseguido desquebrajar su corazón, convirtiéndose en algo frío, algo que seguía latiendo de una forma banal.
Tendida, arropada únicamente por sus lamentos, acarició la hierba que la rodeaba, rememorando que hacía apenas unos minutos había estado acariciando otra piel. Una piel a la que le gritaba en su fuero interno que volviera. Que no podía seguir sin sentirla.
Sin él.
Por un efímero instante, gracias a un rayo de sol que se coló entre sus manos, garras que cubrían su cara, iluminando una clandestina lágrima, volvió atrás. Mucho más atrás de lo que cualquiera hubiera retrocedido.
Se acordó de los cuentos de hadas de su niñez, los que aún seguían en su estantería, cogiendo polvo, invitándola a soñar con un mundo que le había sido arrebatado mientras otras puertas, más atrevidas, se abrían. Rememoró esa simple y compleja varita mágica, venerada, envidiada durante tantos años por todas las mentes que devoraban con avidez esas páginas. Y, quizás por última vez, deseó tener una entre sus manos.
Y, mágica y tristemente, desaparecer.
Pero, ¿por qué? ¿Por qué las lágrimas seguían asediando su rostro sin piedad?
Inconscientemente, rozó sus labios con las yemas de los dedos. Tan cerca su olor… tan lejos ahora.
Había luchado. Había ignorado las voces que le repetían que no iba a salir bien. Pero ella siguió. ¡Diablos, siguió luchando!
Pero todo fue inútil…
Al menos, eso era lo que le decían las pisadas que seguían marcadas en la hierba. Grabadas a fuego en su memoria. Punzantes, ponzoñosas. Ansiando cicatrizar.
Pero ya era tarde…

El sol se fue. Un lúgubre manto gris cubrió el parque donde ella seguía tendida. Las pisadas seguían resonando en su subconsciente. Creyó enloquecer.
Y así, poco a poco, fue convirtiéndose en lo que fue y creyó dejar aparcado en un recoveco de sus recuerdos.
Su príncipe se había ido, sí.
Pero ella seguía teniendo la varita mágica en su haber.



[...]


Escrito ayer, a partir de la frase entre asteriscos. Fue una especia de Juego.

No soy consciente...

lunes, 14 de mayo de 2007

Ya Mayo

Falta de tiempo y de Inspiración.
¿Hasta cuándo? ¿Lo sabes tú?
Porque yo, no.

[...]


- ¡Qué poco sabes!
- Tan poco
que te siento y no te entiendo,
pues no entiendo tus palabras,
y tus bofetones siento;
si no te quiero te enfadas,
y enójaste si te quiero;
escríbesme si me olvido,
y si me acuerdo te ofendo;
pretendes que yo te entienda,
y si te entiendo soy necio.
Mátame o dame la vida;
da un medio a tantos extremos.

Teodoro y Diana, sendos personajes de Lope de Vega [El Perro del Hortelano]
Ni come, ni deja comer.
[Mi toque de queda se acaba >.<]

miércoles, 2 de mayo de 2007

Orgullo TAL y TAL [II]

Porque supe que la entrada que escribí un eufórico y lejano ya 3 de mayo, tendría que tener segunda parte.
Porque TAL y TAL volvió, señoras y señores. Con una obra mucho más seria, pero mucho más currada.
Tarde de miedos. De repeticiones interminables del texto. De ensayo. De maquillaje apresurado. De ausencia de calzado xD. De dedos cruzados. De besos. De 'mierdas'. De bombones caducados. Y de alegría; alegría pura y dura.
De nuevo, magnífico, estupendo, maravilloso, acojonante...!
¡¡Genialoso!!

1. Quedamos en mi plaza. Eila se olvida no-sé-qué-cosa y tenemos que esperarla. Hana y Elvira gritan en la lejanía de la parada del bus, pero las ignoramos. Buscamos un cacho de sombra, y a la espera de nuestra Nerat egipcia [Eila], hablamos sobre lo que nos depara la tarde.

2. Cogemos el bus tarde y llegamos, para variar, tarde. Los demás ya están allí. Olga en sus controles, probando focos. Entramos y parece que el teatro se nos cae encima. Qué enorme.

3. Dejamos las maletas en los 'camerinos' En teoría, uno masculino y otro femenino pero que acabarían siendo los dos propiedad nuestra, juntos pero no revueltos, cofcof. Eila y Eliana desaparecen misteriosamente.
-¡¡Eilaaaaaaaaaaaaaa!! ¿Ande estaaaaas?

4. Eila y Eli aparecen [estaban en el baño xD] y comienzan las egipcias a bailar su baile, válgame la redundancia. Los demás nos sentamos y observamos cuales inocentes espectadores.

5. El baile resultó ser ensayo. Así que ensayamos la obra de un tirón. No muchos problemas, sólo nervios. ¡E inseguridades!

6. Acabamos de ensayar, las 6 menos algo, el tiempo ya nos acuchilla. Miramos cómo tendremos que cambiar la escenografía y nos acojamos un poco, la verdad. Establecemos pautas que luego serían olvidadas completamente. Pero, ¿qué sería del Teatro sin la improvisación?

7. Esta vez me perdí la parte "Críticas de Olga. Críticas de Olga. Críticas de Olga" Porque apenas hubo. Sólo nos echó la bronca [que yo, por cierto, no estaba. Estaba dentro haciendo el lujoso calendario con papeles en sucio y permanente gordote negro] por que no teníamos ni bombones ni champán. Pero los tenía Jenny, quien estaba acompañándome en nuestra obra de arte.

8. Colgamos decorados. Los más altos se suben a las sillas y los cuelgan con imperdibles. Aún me pregunto qué hacía yo colgando uno con mi estatura. Encima casi me caigo, juas.
-Gabriel, cógeme que me escoño. ¡Gabriel! ¡¡CÓGEMEEEEE!!

9. Vestuario. Maquillaje. Tatatatán! Y ahí viene mi problemón: estoy sin calzado. Tendría que llevar botas y no hay botas. Para colmo, el calzado que llevé yo, unas converse falsas bien guarritas, no concordaban con el vestido marrón largo y elegante de mi personaje. Al final, tengo que llevar las de la directora, quien me intercambia el calzado. Calzo un 40-41 y me embuto en un 36. ¡Con un par! Hasta Eva del PIEE salió a buscar entre el público, quienes ya había entrado, botas para mí.

10. Asomo la cabeza pro el telón, como es costumbre. Madre! Mis amigos-simpáticos-todos, se sientan en primera y segunda fila del lado izquierdo, justo para ver como hacía el ridículo fumando en la pipa. Ya les vale a estos degenerados.

11. Nos arrejuntamos todos en un estrecho camerino. ¡Manos! ¿Ya?
-¡Mierda, mierda, mierda!
PD: Empieza lo bueno.

12. Debemos prepararnos. Todos a sus puestos, preparados o no. La música suena. Nuestros estómagos se contraen. La gente guarda silencio. Pensamos que los latidos de nuestro corazón harán estallar nuestros tímpanos. Alguien tose.

13. Telón. TAL y TAL sobre el tablado. Dando todo lo que sabe.

14. Un 14 sería imposible de explicar. El 21 de Mayo más. Vedlo, y me entenderéis.


Y no mucho más. Mil gracias a ese elenco:
~Eila, Claudia, MariLuz, Laura, Sergio, Abel, Elvira, Eliana, Hana, Gabriel, Jenny~

O, ateniéndonos al estupendo guión...
~Nerat egipcia, Rania egipcia, Bermegat egipcia, Mastach egipcia, Ono, Asuán, Médium[Bermegat segunda], Mastach segunda, Sail, Nerat segunda~

Ni millones de palabras saciarían lo que siento a vuestro lado. Porque esto va más allá de una relación profesional, por así decirlo.
Gracias a vosotros, por encenderle la sonrisa a esta irónica Rania segunda. Por abrazarme. Por animarme.
Porque al oír Tal, acompañado de otro Tal o por separado, se me encoge el corazón de pura felicidad.


Y, para finalizar y ponerle el broche de oro a esta inexperta crónica, gracias por infinito al público.
Dios mío. No os podéis imaginar lo que se siente viendoos, oyendo vuestros aplausos, oyendo vuestra prófugas risas. Sintiéndoos.
Con eso se olvidan meses de ensayo y broncas. Meses de querer tirar lo toalla. Gracias a vosotros, eso se olvida.
Porque aunque suene a peloteo, es la jodida verdad.

Lo mejor: repetiremos dentro de un par de semanas.

Hasta entonces, reviviré un 2 de Mayo cargado de sonrisas cada vez que tenga frío.

Por un sueño más cumplido. Por una ilusión que llega a su destino.

Un rebuzno de esta adicta al Teatro.

Rania =)

lunes, 30 de abril de 2007

Lo conseguí, hermano

BSO Hair - I got life [Nina Simone]

I got life, mother
I got laughs, sister
I got headaches and toothaches
And bad times too
Like you

I got my hair, I got my head, I got my brains,
I got my ears, I got my eyes, I got my nose, I got my mouth,
I got my teeth, I got my tongue, I got my chin, I got my neck, I got my tits, I got my heart, I got my soul, I got my back
I got my arms, I got my hands, I got my fingers, got my legs, I got my feet, I got my toes, I got my liver, got my blood

[Chorus]
I got life, mother
I got laughs, sister
I got freedom, brother
I got good times, good time man
I got crazy ways, daughter
I got million-dollar charm, cousin
I got headaches and toothaches
And bad times too
Like you...

I got my hair, got my head, got my brains, got my ears, got my eyes, got my nose, my mouth.I got my teeth
I got my tongue, got my chin, got my neck, got my tits, got my heart, got my soul, my back

I got my arms, I got my hands, I got my fingers, Got my legs, I got my feet, I got my toes, I got liver.
Got my blood

[Chorus]

I got my arms, I got my hands, I got my fingers, Got my legs, I got my feet, I got my toes, I got my liver.
Got my blood

Got my guts
Got my muscles
I got life, life, life, life
LIFE !



*Con ganas de miércoles*

domingo, 29 de abril de 2007

Lágrimas

Porque está visto que lo que te ha hecho derramar lágrimas una vez, puede perfectamente hacer que llores una segunda.
Y una tercera...
Y una cuarta...

Creí enterrado este tema. Pero no. Sigue retorciéndome el corazón. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta que me lo arranque, quizás?
Y, de nuevo, una palabra...

Estúpida, estúpida. Ingenuamente estúpida.

Porque muchas veces, aunque creas lo contrario, la amistad no es un alma que habita dos cuerpos.
Y me duele.

Pero 'déjame'

Así que lo dejo. Pero yo estoy muy feliz, ¿eh? Por eso la foto, por eso el título.



Porque estoy tan feliz que lloro.



"Hablando pronto y mal"
Putos domingos. Empiecen como empiecen, tiene que acabar todos iguales.
Teriblemente tristes.
Y sólo un susurro: A tomar por culo conmigo.

viernes, 27 de abril de 2007

Vuela, vuela...




Anoche, sentí tus besos exhaustos sobre mi piel. Jadeabas. Tu aliento era ya insuficiente y tus párpados suplicaban descanso. Pero seguías. Seguía sintiéndote. Y, mientras tus brazos se fundían entre mi pelo, descubrí que mi rincón favorito eras tú.


Anoche, cuando desperté de aquel sueño con fríos sudores que me daban calor, quise volver con Morfeo para volver contigo. Pero me di cuenta que, por una vez, por un instante, la realidad ofrecía más valor que el sueño.


Así que decidí seguir despierta en un sueño distinto a todos los demás...

[yyonooqué?]







Siento tener que dedicar parte de mi blog y de mi tiempo a este... ¿asunto? ¿equivocación? ¿ingeniudad? ¿recitificación?
En fin, sea lo que sea...
Espero que ese 'anónimo' no se atreva ni a oler mi blog. Nunca más. Ni opinar ni leches, ya que suficiente opina por detrás. [¿Qué sonido hacen los zorros? Es el sonido que, según él, tendría que estar emitiendo día tras día]
Pensé que eras de otra manera. Pensé que no harías esto.
Pero me equivoqué contigo, a pesar de que, al principio, luché contra eso. No quise aceptarlo hasta que la verdad me explotó en la cara.
Me siento terriblemente decepcionada. Y pensar que mi amistad fue tuya...
Tantas cosas se dicen que no son ciertas, ¿verdad?
Lo que más siento es tener que llegar a estos extremos para decir esto. Pero a alguien que me gira la cara sin motivo argumentativo, no puedo transmitírselo de otra forma.
Lo dicho, que no te vaya bonito, que te vaya de muerte.



[BSO de Hair - I Got Life. Esta canción me encanta desde que la oí por primera vez]















martes, 24 de abril de 2007

Un alto en el camino

Sentía su respiración entrecortada en mi nuca. Y sus manos, fieras como garras en ese fiero momento, se cerraban en torno a mi cintura, transmitiéndome el miedo que recorría su cuerpo en ese instante.

El pánico que también hacía estremecer mi ser.

Apreté el paso para que me siguiera, aun sabiendo que eso le estaba dañando mucho más.

-¿Qué tal vas?-le susurré suavemente.

-Frío. Tan solo... frío-me contestó jadeando.


...


Se me ha ocurrido estudiando, mientras escuchaba mi propia respiración. Forma parte de esos pequeños textos que se van sucediendo en mi mente y que no conducen a nada. No tienen sentido ni juntos ni separados, pero me gustan y por eso decido dejar constancia de ellos.


Tengo pendiente una entrada que se me ocurrió hace un par de días dialogando con Sikian, pero lo cierto es que me está resulando difícil de escribir.


¿A quién se le da bien la química?

Un cable...! Le tengo un miedo atroz.


Notaréis que no estoy inspirada. No lo estoy, ciertamente. Pero eso no quita que esté medianamente feliz.

Y es que ya no me importa madrugar para ir al instituto...

Y me está empezando a gustar Abril...

A pesar de estornudar y de que los mosquitos empiecen a hacer sus fugaces y clandestinas apariciones...

Me está gustando Abril.


No tengo mucho más que decir, así que para no hacer de esto una entrada insulsa, pararé. Hasta la próxima.


Un paréntesis: Entrada dedicada a Sebas por animarme inconscientemente a seguir actualizando. Gracias, jefe =)




Francia 'o7. Poitiers, Futuroscope, Biarritz... Genialoso [en la foto, no se me ve. Así que foto estupendosa x)]

Suspiros y muchos abriles como éste...

sábado, 14 de abril de 2007

Abril

¿Dónde vas
metida en ese viejo abrigo gris?
Si nadie espera en la casa, ¿para qué llegar?
Sin rumbo, aburrida, cansada de trabajar?

¿Dónde están los buenos amigos que nunca se iban a ir?
¿Los besos que por la noche te hacían volar?
¿Los labios que siempre decían sí?

Maldito abril, maldito abril, maldito abril.
Sólo viene a recordarte que ya no eres feliz...

¿Dónde vas?
Cruzas, sin prisa, las calles de tu barrio gris.
El príncipe azul fue marrón y no quiso llamar:
Ahora, el espejo escupe toda la verdad.

¿Dónde están las noches sin pastillas para dormir?,
¿Las penas que solo eran penas para los demás?,
¿La colección de promesas por cumplir?

Maldito Abril...

Abril [La Fuga]
La madeja cada vez está más enrevesada. No sé qué hacer. No sé qué puedo hacer.
De momento, intentar dormir. Lo que va de semana, habré dormido unas veinte horas.
Maldito Abril y maldito Insomnio...
Con profundas ojeras,
Soñadora.

jueves, 12 de abril de 2007

Y ahora viene el 'tac'

Mil veces he borrado esta entrada y he vuelto a intentar escribirla.
Pero no puedo ni siquiera actualizar el blog...

No tengo ganas ni de eso. A pesar de que hoy haya recibido alegrías, aquí estoy, reprimiendo a mis lágrimas que las muy rudas quieren volver a rebelarse.
Ni siquiera puedo hablar con nadie. No me veo capaz de volver a fingir; me daré una noche de descanso, sólo una.

Hay veces que el tiempo pasa demasiado rápido; veloz como nadie, impidiendo que aspires siquiera su aroma, negándote segundos que debes recobrar después. Invitándote a anhelar cada minuto que has vivido con intensidad pero que ha sido tan efímero, desafiándote. Sin darte un respiro para tomar aire y mirar al frente. Decidir qué vas a hacer. Pero, ¿qué más da? El tiempo está volando, desplegando sus alas violetas en el aire, y a ti te gusta. Si te gusta, ¿por qué no coger este tren y pararte en la estación más cercana? Un viaje no provocará que te desvíes de tu monótono camino, rodeado de vallas que te impiden poner un pie lejos de tu territorio.
Si te gusta, ¿por qué desperdiciarlo lamentándote porque, en ese momento, no te ha dado tiempo a saborear el dulce fruto que se te ofrecía?

Otras, el tiempo pasa lento. Tan lento que cada segundo se te clava como una astilla afilada y envenenada, que se va encargando de que agonices hasta no poder más.

No obstante, hay veces que el tiempo no pasa para ti. Hay instantes en los que cierras los ojos y tu reloj se para, dejando que sólo marquen el ritmo los latidos de tu corazón.

El tiempo es el que te cojerá la mano cuando expires. Si tu mueres, él morirá contigo. Ambos compartís una condena que os mantiene esposados mutuamente. Os gustéis o no, viviréis juntos hasta que algo que no acabo de comprender se apague.
Quieras o no, a él debes agarrarte para olvidar a aquella persona.

Para sanar de tu locura...
No quería llegar aquí, pero es lo único que me ocupa la mente ahora.
¿De qué sirvió hacer lo correcto?
El nudo de mi garganta sigue aquí, pero esta vez no me deja respirar. Tampoco estoy segura de querer seguir respirando.
Tú estás bien, has sanado. Aquí la única enferma mental que queda soy yo.

Y sé que no volverás a leerme. Jamás te volverás a interesar por el dolor que estoy volcando aquí. Dolor que me corresponde, por todo lo que te he hecho pasar, por todas las macetas que he estropeado regándolas demasiado. Encharcándolas. Matándolas.

¿Y de qué me quejo? Es lo que quería, ¿verdad? Irme con las manos vacías. Autocontrol. Pero tú no lo aprecias y quizás eso es lo que más me duele.
¡Joder! Ni siquiera puedo impedir que esa salada agua asedie mi cara. Pero me da igual. Ya me da igual.

Y, aún así, sigo dedicándote estas líneas que serán llevadas por el viento sin piedad. No servirán de nada, tan solo para perturbar a alguien que consiga empatizarse con esta idiota sin remedio.
Igual que tus palabras, tus promesas, tus miradas. Se las llevó el viento. Ya no me queda nada. ¿Y a ti? ¿Qué te queda? ¿El consuelo de pensar que ojalá no hubiera irrumpido en tu vida, haciendo chirriar la puerta del modo equivocado?
No sé qué o a quién odiar. Pero necesito marcharme.

Y lo peor es que tendré que guardarme esto siempre, siempre. Para ti y para todos.
La niña que quiso jugar con dos caramelos a la vez se quedó sin dulce porque ella quiso. Pero le duele. Y la niña sabe que no hay remedio. El caramelo se volvió amargo en cuanto la niña intentó con un dedo tembloroso arrancarle el envoltorio.
Y, ahora, la amarga es ella.


Sé que nada de lo que habéis leído, si aún alguien sigue interesándose por estos inútiles arrebatos, tiene sentido. Pero me invaden caóticas sensaciones que me oprimen el pecho. Y mis dedos son los únicos capaces de transmitir esas sensaciones.


Simplemente ingenua.
Dena.

martes, 3 de abril de 2007

Sentimiento difuso

Hoy es uno de esos días.
Uno de esos días en los que abro los ojos para mirar en derredor y descubrirme, incrédula, agazapada en un triste rincón.
Me siento totalmente fuera de lugar. Sin brazos, sin piernas. Sin nada con lo que agarrarme a otra oportunidad. Sin palabras de apoyo para salir adelante. Sólo con el dolor que rechazar esas palabras en su momento me ha producido.
Y sé, lo sé, que no será la última vez.
Así que ahora sólo me queda perderma en las brumas de mis recuerdos que, aunque cada vez que acudo a ellos me acuchillan ignorando mis alaridos de dolor, son los únicos que me son fieles de verdad. Los únicos que siento cerca.
El único abrigo que me queda en la frialdad de mi noche sin luna.
Noto un escalofrío inconfundible y un susurro que atenaza mi oído.
...Inspiración...
Inspiración sólo me visita cuando nadie más quiere hacerlo. ¿Suerte o desdicha? Inspiración lo sabe, pero no quiere decírmelo.
Intento cambiar de postura, como ellos me dicen. Pero soy así. Soy así y no quiero cambiar, aunque quiera pensar que sí.
Vago por el pantano de mi mente durante horas. Horas que se hacen días. Días que paso en la pequeña choza cenagosa que conservo para estas ocasiones. Días esperando que el sol me alumbre de nuevo, devolviéndome a la cordura de pisar el suelo y sentirlo. La cordura de ver y poder mirar.
Pero el Sol no hace su entrada triunfal... Sin embargo, hace calor. Pero tengo mucho frío. Y no hay nadie capaz de darle un puñetazo a mi corazón para que el hielo se desquebraje y pueda otra vez respirar. ¿Habrá alguien? Quizá ese Alguien tiene mejores cosas que hacer.
Hoy es uno de esos días en los que las lágrimas se colorean. Y tras su rastro escriben palabras que duelen y me martillean día y noche, día y noche.
Así me dejan, intentando borrarlas hasta que desisto, dándome cuenta de que tienen toda la razón.
Ellas, y no yo. Vosotros, y no yo.
Y sueño con que un día alguna de esas personas que me cambian de tema cuando intento abrirme a ellos, que me preguntan que qué tal estoy hoy por pura rutina, no por interés... esas personas que alardean de conocerme pero no tienen ni un ápice de razón... Sueño con que esas personas lleguen a bucear en mi dolorido corazón y se den cuenta de que lo tengo. ¡Sí, sorpresa! Siento, padezco, sueño.
Pero el miedo engulle al sueño con su fría garra sin darle tiempo a pedir clemencia. El miedo que me susurra con malicia que a esas personas no les interesa saber cómo soy. Y tiene razón. Me temo que tiene razón.
Él, y no yo.


Escrito el 14 de Enero de 2007. ¿Por qué volver a escribir lo que ya se ha sentido?

domingo, 1 de abril de 2007

Las vueltas que da la vida

Porque no estoy a la altura ni de los domingos, como este; ésos que tanto odio y anhelo si me faltan...


Y las vueltas que da la vida. Vuelvas que crees que es lo que más has deseado pero que te das cuenta que es lo peor que ha podido ocurrir.

Y, de nuevo, sufro porque la rutina se me escapa. ¡Tanto despotricar de ella para que luego la añore e intente aferrarme a ella sin remedio!


Sin salida...


Esta vuelta me ha dejado en un lugar inoportuno, lleno de tormentos que impiden que quiera que mis párpados echen el cierre a mi consciencia.


Pasé de no comerme un colín a romper corazones
y amistades.



Y amistades...





Y me odio. Puede sonar extremo, pero tan solo es la maldita verdad.



Me odio por no haber sabido llevar la situación de otra manera mejor. Sin hacer daño.



Pero, ¿de qué me sorprendo? Si no hago otra cosa más que hacer daño. Nada menos, pero sí nada más...




[ · tengo, en vez de manos, cuchillos afilados que sólo hacen daño... · ]


Me siento Eduarda. Aunque el auténtico no provocaba lo que provoco yo. El auténtico no lloraba inútilemente como lo hago yo. El auténtico sigue ayudando a la gente...

Pero yo no.


De nuevo, es Tiempo el que tiene que ayudarme. Aunque ojalá pudiera, cobardemente, pedirle ayuda a Distancia. Sería lo mejor para todos. Pero Fortuna no está de acuerdo en que Distancia se ponga de mi lado.
Lo afrontaré. Es lo único que puedo hacer que entre dentro de lo que yo misma exijo.


Eso o meterme a monja.


[¿De qué quejarme si siembro lo que recojo? Tan solo oscuridad ven mis ojos. La negrura que invade de nuevo mi alma devasta lo poco de dulzura que me quedaba. Me planteo si debo seguir adelante o cambiar totalmente, quizás con el hechizco de algún hada... Aunque ni siquiera adquiriría aguante. Me siento impotente ante tal torbellino, que de lo nuevo que es me recuerda lo que he sido. Y, sí, también que el cambio deseaba. ¿Para qué? Para permanecer aplastada, en un rincón agazapada. Sin abrazo alguno que me de calor, sin brillo de esperanza que me anime a ver el sol. Sin respeto por mí misma, repugnándome, sin ser capaz de dejar la cobardía.

Y ya no me queda más que continuar escondida, intentando huir de las ganas de marcharme. Sin ser consciente de que la Soledad no conseguiría ignorarme.
Es la tristeza dispar la que me incita a rimar...]
Fdo: La cúspide un problema desastroso...
PD: Ningún Te Quiero ha sido en vano. Dudo que lo leas, pero piensa que esta entrada es por ti. Porque mis te quiero's son sinceros.